«El conductor que atropelló a nuestro hijo pisó el acelerador en lugar de socorrerlo»

La familia de Iván lucha por encontrar al homicida que hace 10 meses se dio a la fuga en la calle de Alcalá

Iván, junto a una de sus motos, con las que competía habitualmente en los circuitos ABC
Aitor Santos Moya

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El pasado lunes Iván García habría cumplido 22 años. Pero la fatalidad quiso que el 20 de julio del año pasado, este joven, apasionado de las motos desde pequeño, perdiera la vida tras caer de su Aprilia RS 125 a la altura del número 174 de la calle de Alcalá y fuera arrollado por un vehículo que circulaba por el otro sentido. El conductor, lejos de frenar la marcha para prestarle auxilió, pisó el acelerador y se dio a la fuga . Una deplorable acción que, desde entonces, mantiene en vilo a toda su familia. El dolor acumulado pesa, pero más si cabe no obtener respuestas. «La esperanza se va apagando poco a poco y cada vez nos hacemos más a la idea de que es muy complicado. Pero no por ello dejamos de luchar », relata Antonio, su padre, con la voz entrecortada: «Es lo único que podemos hacer ya por nuestro hijo».

Su entereza en el relato no esconde el amor que profesa por Iván. «A los dos nos encantaban las motos . Desde que tenía siete años empezó a competir en minimoto», cuenta. Pese a la juventud, su hijo era un conductor experto. El día del accidente había quedado para comer con sus padres en casa. Era viernes y, aprovechando el turno de trabajo partido que tenía en la sede de Mercedes-Benz (Don Ramón de la Cruz, 105), avanzaba alrededor de las 15:10 horas entre Manuel Becerra y Ventas, para incorporarse a la M-30 en dirección sur. «Iván circulaba por el carril derecho detrás de un taxi que se había salido del carril bus al toparse con un autobús parado», explica Antonio, en base al atestado, que recuerda de memoria.

Aunque la velocidad de ambos vehículos era baja , de entre 40 y 50 kilómetros por hora, el conductor del taxi frenó («De manera no brusca») y a su hijo le culeó la moto. «No sabemos exactamente a que se refiere el escrito con culear, pero imagino que Iván hizo un quiebro grande con el cuerpo para evitar el golpe y se fue al suelo», prosigue. La maniobra, sin embargo, no impidió que el joven chocara contra el lado izquierdo del taxi y saliera despedido hacia el carril contrario. Tras deslizar unos nueve metros por la calzada, un coche que subía en dirección a la plaza de Manuel Becerra impactó contra su casco, devolviéndolo a la zona de bajada. Los servicios de emergencia trataron de reanimarlo sin éxito durante cerca de 40 minutos: «No pudieron hacer nada. Mi hijo murió allí mismo».

El joven, que cayó al suelo al intentar esquivar un taxi, fue arrollado tras salir despedido al carril contrario

De color oscuro

En su declaración, el taxista aseguró que no vio nada porque miraba a la acera en busca de clientes. Otro turismo, que bajaba por el carril izquierdo sí que observó el primer impacto contra el taxi, pero dada la rapidez del golpe posterior y su gravedad, no repararon en el coche que se dio a la fuga . «Era una pareja de avanzada edad que salieron muy nerviosos para ayudar a mi hijo», revela Antonio. El conductor de una furgoneta que circulaba justo detrás de esta pareja fue el único que vio a un vehículo oscuro colisionar contra su hijo y acelerar la marcha inmediatamente después: «Sin estar seguro, cree que era de color negro». La Policía Municipal peinó entonces la calle para rastrear las posibles imágenes de las cámaras de videovigilancia, siendo la instalada en el Parque de Bomberos 2, en Manuel Becerra, la única que apuntaba directamente a la vía pública.

Iván, en 2010, en un circuito de karting

Pero el anticuado sistema de grabación por fotogramas impedía detectar con nitidez los vehículos que circulaban en esa dirección a la hora del accidente. «Los investigadores registraron seis coches, pero no fueron capaces de distinguirlos», añade Antonio, quien, lejos de dar la batalla por perdida contactó con la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil para que colaborasen en el caso. El juzgado autorizó el traslado de las pruebas y, con las imágenes mejoradas («Aunque no sabemos si han logrado descifrar las matrículas»), la Policía Municipal mantiene las pesquisas abiertas para tratar de identificar a sus conductores.

La UCO ha mejorado las imágenes de la única cámara que captó el paso del vehículo buscado

«Nosotros no buscamos dinero, no necesitamos nada, somos una familia humilde que ha sufrido una desgracia que nos ha destrozado la vida», subraya el progenitor de Iván, con el único propósito de conocer el por qué de la reacción del conductor homicida : «Queremos descansar y cerrar de una vez este capítulo». Un episodio que mantiene a Antonio y su mujer sumidos en la tristeza: «Desde que pasó estamos los dos de baja, con una depresión de caballo». La unión entre padre e hijo iba más allá de la simple devoción por el mundo de las dos ruedas: «Hacíamos casi todo juntos. Salíamos a caminar, a montar bici, habíamos ido al desierto de Marruecos a correr un rally, a los Alpes italianos...», recuerda Antonio, quien desde que ocurrió el accidente, no ha vuelto a subirse a una moto: «No sé si algún día volveré a montar. Las motos me han dado los mejores momentos, pero también el peor».

Días especialmente duros

Diez meses después del fatal accidente, Antonio y su familia han pasado esta semana días especialmente duros: «El lunes era el cumpleaños de Iván y justo al día siguiente ha sido el de nuestra otra hija». Pese a que las fuerzas están bajo mínimos, ninguno está dispuesto a dejar de luchar por hallar la respuesta a un comportamiento inexplicable: « Solo queremos saber la verdad . Mi hijo no merecía un final así».

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