Los coches abandonados en el aeropuerto de Barajas: historias que se quedaron en tierra

Cada uno de estos utilitarios esconde una historia personal, desde una empresa quebrada hasta un taxista pirata que fue descubierto. Estas son las pruebas de todo aquello que se quedó en tierra

Vídeo: Vea el estado de los coches abandonados en el aeropuerto de Barajas
Aitor Santos Moya

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El aeropuerto de Adolfo Suárez-Madrid Barajas se ha convertido en un cementerio de coches abandonados. Cerca de un centenar de vehículos languidece desde hace años en los aparcamientos de las terminales, en su mayoría robados o de propietarios que han dejado España para no volver. Cada uno de estos utilitarios esconde una historia personal, desde una empresa quebrada a un taxista pirata. Estas son las pruebas de todo aquello que se quedó en tierra.

1

El deportivo que todos los operarios querían

Hubo un tiempo en que un flamante Mercedes brillaba con luz propia en la planta baja del parking general de la T4. «Era un deportivo increíble», recalca una trabajadora, quien, junto al resto de sus compañeros, vio como poco a poco el polvo se apelmazaba a lo largo y ancho del chasis. «Todos nos preguntábamos su destino si algún día se lo llevaban», recuerda, con el deseo imposible de que hubiera salido a subasta.

2

El médico que murió de un infarto en pleno vuelo

Hace años, un médico sufrió tristemente un infarto en pleno vuelo y murió antes de llegar a su destino. Antes de embarcar había estacionado su vehículo en la T4. Tras su defunción, nadie de su familia reparó en ese pequeño detalle, por lo que el turismo estuvo «abandonado» durante meses. «Estuvo muchísimo tiempo hasta que alguien por fin lo retiró», revela un vigilante, consciente de que tal salida no suele ser la habitual.

3

La mujer de Salamanca que sufrió un «doble» robo

Curioso es el caso de una mujer que denunció el robo de su coche en Salamanca y no volvió a saber nada del mismo hasta que pasaron cinco meses . Cuando la Policía informó a la propietaria de su paradero, ésta no pudo ocultar su estupefacción. La factura era tan abultada que no tuvo otro remedio que darlo de baja. Desde entonces, el automóvil permanece inmóvil a la espera de que una grúa entre y lo retire. A tenor de los hechos, no parece fácil que eso suceda.

4

El bufete de abogados que no quiso saber nada

En otra ocasión, un trabajador de un despacho de abogados utilizó el coche de empresa para llevar a cabo su último viaje en suelo español. Dejó el turismo y se marchó sin previo aviso para empezar una nueva vida en su lugar de origen. El bufete no fue consciente del enclave donde había dejado el vehículo hasta mucho tiempo después. Al igual que la mujer de Salamanca, no quiso hacerse cargo de la factura y decidió finalmente darlo de baja.

5

La empresa que quebró con el coche aparcado

A veces, no siempre la decrepitud de un vehículo es provocada por una sola persona. La historia, esta vez, gira alrededor de una empresa que quebró mientras uno de sus trabajadores se encontraba de viaje . De viaje de empresa, claro está, motivo suficiente para que al regresar decidiera dejar el coche —también de empresa— y no abonar los gastos correspondientes. Tampoco sus jefes se personaron a preguntar por la deuda.

6

El taxista pirata que fue descubierto

En plena lucha del sector del taxi por la fuerte irrupción de los vehículos de alquiler con conductor (VTC), que trabajan con plataformas como Uber y Cabify, parecen olvidados otros frentes contra los que siempre han tenido que pelear. Es el caso, por ejemplo, de los taxistas pirata, como aquel que fue descubierto recogiendo pasajeros en la T4. La Policía precintó su automóvil y nunca más se volvió a mover.

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