El centenario bar de Embajadores que nació incrustado en la antigua muralla de Madrid

Casa Pepe, famoso por sus pinchos y raciones de Madrid, fue construido en 1899 y aún hoy mantiene su espíritu

En Casa Pepe se sirven pinchos, raciones y platos tradicionales de la gastronomía madrileña BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

En la transitada Ronda de Valencia se encuentra uno de los baresrestaurantes centenarios de la capital, Casa Pepe. Es lugar de paso de miles de madrileños y turistas y muchos conductores de autobuses de la EMT que acaban y empiezan las rutas en Embajadores. Esta taberna, situada junto a una de las dos únicas casas de baños públicas que siguen funcionando en Madrid, comenzó a ser regentada en 1899 por Ramón García Rodríguez . Él se hizo cargo del negocio que ya funcionaba como tienda de vinos y pagó un traspaso de 48 duros. Lo convirtió en taberna y en 1940 pasó a manos de su hijo José. En 1961 volvió a cambiar de dueño pero no de familia y se quedó al frente José García García. Fue entonces cuando el negocio creció y la planta superior de la taberna pasó a ser zona para celebrar bodas, bautizos, comuniones y otros eventos. Ya en el siglo XXI se juntaron la tercera y cuarta generación para mantener abierto el restaurante como lugar típico de tapas y comida casera. Se servía cocido, paella, cordero asado y raciones como bravas o calamares.

Hace tres años Casa Pepe pasó a manos de otra familia . El matrimonio formado por Valeriano Romero Gutiérrez y Josefa Sanz García, dueños por entonces del Bar Moratines, supieron por uno de sus clientes que los dueños del bar centenario lo querían vender. «Nos encantó el sitio y el espacio, buscábamos algo así. Está en una zona de mucho paso», cuenta a ABC Josefa. Así que dejaron el otro y llegaron con mucha ilusión a Casa Pepe. Valeriano comenzó con 16 años a trabajar en el entonces pionero restaurante italiano de Madrid, la Spinetta. «Allí es donde se formó y después se ha dedicado siempre a la restauración», cuenta su mujer. Desde que llegaron a Casa Pepe, «él se ocupa de la cocina y yo de la sala», añade. Cuentan con la ayuda de uno de sus hijos, Víctor, pero es Valeriano quien pasa más horas en esta casa. Llega a las 5:30 y muchos días se queda hasta las 21:30. «Es un negocio sacrificado, son muchas horas», reconoce el propio Valeriano.

Esta taberna se encuentra en Ronda de Valencia, zona muy transitada del Madrid castizo BELÉN RODRIGO

El anterior dueño, Javier García, optó por vender el restaurante y la parte superior la convirtió en apartamentos que alquila por lo que es ahora un cliente habitual del bar. Cuando ellos se lo quedaron «se notaba que era un lugar bonito pero ya estaba deterirado con mobiliario antiguo», aclara Josefa. Llevaron a cabo obras para convertirlo en un lugar más acogedor y moderno pero siguieron apostando en la cocina tradicional. « Mantenemos la tradición pero hemos incorporado muchas cosas », explica el matrimonio. En la barra, mucha más variedad de tapas y racione s. En las mesas, con capacidad para alrededor de 50 personas, el menú del día es el más solicitado. Cada día tienen una especialidad: lentejas los lunes, judiones de La Granja los martes, cocido los miércoles, paella los jueves y marmitako y espaguetis con gambas los viernes. En cuaresma, potaje. El precio es de 10, 5 euros los días laborables y sube a 16 los domingos y festivos (cierra los sábados). Después, entre las especialidades de la casa hay que destacar los callos, la ensaladilla rusa, el bacalao con tomate, los chipirones y las albóndigas . Sin olvidar la tortilla de patatas. Valeriano hace 16 cada día «y se agotan siempre».

En los desayunos ya comienza el movimiento, y además del pincho de tortilla se piden mucho tostadas con tomate. Y tanto por la mañana como por la tarde el chocolate con churros tiene bastante demanda. El chocolate es de Villajoyosa (chocolate Pérez). En cualquier época del año se pueden degustar las famosas torrijas de esta casa, y entre los postres destacan también el flan y el pudin casero.

Los nuevos propietarios realizaron obras para modernizar el espacio BELÉN RODRIGO

Conductores de autobuses

Entre los clientes más asídus de Casa Pepe se encuentran los conductores de autobuses de la EMT . En Embajadores acaban y comienzan algunas carrreras como la del 27. «Tienen un trato muy especial , que viene ya de antiguo. Llaman para avisar que están llegando y así tienen preparado lo que quieren. Disponen de poco tiempo y conseguimos darle un servicio muy rápido», comenta Josefa. Han conseguido mantener la clientela de la casa «y también vienen clientes que nos conocían de los anteriores bares». Tal y como destacan sus dueños «es señal de que hacemos bien las cosas». Trabajan ocho personas en distintos turnos.

Por Ronda de Valencia pasan igualmente muchos turistas, tanto para comer como para quedarse en la barra, «siempre tienen algún conocido que se lo recomienda». Josefa recuerda que este bar restaurante «está edificado sobre la antigua muralla de Madrid ». Una razón más que convierte en único este popular espacio.

Las torrijas son una de las especialidades de la casa que se pueden encontrar durante todo el año BELÉN RODRIGO
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