La botica donde surgió el Hurol, el remedio que combate los dolores musculares

En la Farmacia Central de la Victoria también se inventó un crecepelo que sigue teniendo mucha demanda

El mostrador sigue conservando la publicidad del famoso fármaco BELÉN RODRIGO

BELÉN RODRIGO

Gran parte de la fama de esta farmacia se debe al medicamento Hurol, inventado en esta botica para «privar al tabaco de la acción dañina para la salud» . Así se anunciaba la Farmacia Central la Victoria (hoy Farmacia la Victoria) y muchas fueron las personas fumadoras que durante años estuvieron tomando este producto para que el tabaco resultase más nocivo. «Ahora es impensable un medicamento así porque Sanidad prohíbe la promoción de un producto que incita a fumar», explica a ABC Francisca Yeste Moreno , titular de la farmacia desde 2000. Este producto para consumir con el tabaco desapareció pero sigue a la venta el otro Hurol, utilizado para combatir dolores de todo tipo , especialmente los musculares. «Es una loción preparatoria del músculo que da calor. Se puede aplicar en articulaciones antes o después de la práctica del deporte», añade la boticaria.

Quien inventó el Hurol fue un cura llamado Ulpiano , muy interesado en las plantas naturales, aunque «él no aparece en los libros como el inventor sino Ildefonso Heras », aclara la farmacéutica. Ulpiano, al no ser boticario, no podía figurar como titular. «Registró la marca, creó una imagen, se publicitó el producto... fue un hombre pionero, con visión de futuro», destaca Francisca. En 1912 su entonces titular presentó el Hurol (como remedio para los dolores) en la Exposición Universal de Barcelona donde le otorgaron la medalla de oro.

La farmacia fue reformada hace dos años manteniendo el trazo original BELÉN RODRIGO

Origen de la botica

Anterior a la calle Victoria existió el convento e iglesia de San Francisco de Paula de los Mínimos , conocido como «La Victoria» por su fundador, el religioso Juan de la Victoria. Desapareció el templo y dio lugar a la calle donde abrió una botica en 1860 el ilustre Joaquín Olmedilla y Garrido , quien formó parte del Real Colegio de Farmacéuticos de Madrid. Además de la farmacia estableció en Madrid una fábrica de loza y productos cerámicos , resultado de sus viajes de estudio por Europa, interesado en el desarrollo industrial español. Publicó diversos artículos en la prensa profesional, en particular relacionados con los métodos de preparación de productos químicos. Le sucedió s u hijo Joaquim Olmedilla y Puig quien también tuvo una brillante carrera académica. Publicó un elevado número de libros y folletos y dejó inédito un manuscrito en cuatro volúmenes sobre Historia de la Farmacia.

Según la información facilitada por la farmacia, tras Ildefonso Heras siguió al frente del negocio Emilio Santos Luna, sobrino del cura Ulpiano, y posteriormente su hijo Emilio Santos Sánchez hasta la llegada de Francisca Yeste en el 2000 . De la época de Santos Luna se conserva una loción capilar que sigue teniendo mucho éxito, «para sanear el cuello cabelludo». Se publicitaba con una imagen de Santa Bárbara con una manta de pelo que le cubría todo el cuerpo. Por ello muchos la conocían como «Farmacia de La Virgen», por el carboncillo que durante años se lució en su escaparate, anunciando dicho crecepelo por 3 pesetas. Santos Luna falleció en la Guerra Civil y su hijo Emilio recuerda hoy, cuando pasa por la farmacia, el obús que cayó en la calle . «Entró metralla en la farmacia e impactó en uno de los espejos», contó. «Cree que debe haber restos de metralla incrustados en el espejo», añade.

La fachada ha cambiado de color pero mantiene su estructura BELÉN RODRIGO

Francisca Yeste mantiene la elaboración de fórmulas magistrales. La loción capilar utiliza exclusivamente extractos de plantas. «Antiguamente se utilizaba la cantárida, mariposa extinguida. Lo compraban en el Rastro. La fórmula se ha adaptado a los tiempos porque hay ingredientes de antes que ahora están prohibidos», aclara la boticaria. Una adaptación a la legislación actual «que garantiza la seguridad del cliente».

El local es de pequeñas dimensiones pero con un mobiliario que se remonta a los tiempos del botamen de porcelana blanca y piezas de cerámica talaverana del siglo XVIII «que no llegué a ver porque se vendió antes». Mobiliario de madera blanca y estantes sobre fondo de espejo . Hace dos años se realizaron obras de recuperación del espacio, conservando todas las zonas protegidas, como es el caso del mostrador en el que se puede leer Hurol. La zona donde estaba la rebotica y se organizaron tantas tertulias se ha recuperado y unido al resto del local ganando así algo más de espacio. En la fachada se ha optado por el color blanco en lugar del rojo que cubría las puertas y contraventanas de madera. Francisca reconoce que desde que llegó a esta farmacia ha notado un gran cambio en el barrio. Atrás quedaron las drogas y la inseguridad para convertirse en una zona más tranquila aunque existe mucho turismo.

También los extranjeros llegan a la Farmacia Victoria para pedir la loción capilar y el Hurol, «tiene mucha fama, vienen de todas partes de España y de fuera», afirma la farmacéutica. Unas fórmulas adaptadas a los tiempos y a la legislación actual que sigue manteniendo un público muy fiel y sobre todo muy satisfecho con los resultados.

El suelo es uno de los atractivos de la decorac ión de la botica BELÉN RODRIGO

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación