ENTREVISTA A LA JEFA DE LA DGT

Victoria Gómez Dobarro: «Mi consejo es silenciar el móvil en el coche y no atender ni al manos libres»

Las distracciones al volante, sobre todo por el uso del teléfono, superan ya a la velocidad como primera causa de accidentes en Galicia. Un 37% de las muertes en carretera están relacionadas con ellas

La responsable de Tráfico en Galicia, en la sala de pantalla de la DGT de la Comunidad, tras la entrevista con ABC IAGO LÓPEZ

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Convencida de que en cuestión de siniestralidad vial todavía hay mucho margen de mejora, Victoria Gómez Dobarro atiende a ABC tras un verano trágico en la carretera. La responsable de Tráfico en Galicia pone el acento en la sensibilización y en la concentración al volante. En su mantra resuenan los ecos de las campañas de la DGT que llevan años acompañándonos: «En una décima de segundo, te puede cambiar la vida».

—La campaña estival de tráfico se cerró con 21 fallecidos en las carreteras gallegas. Es más del doble que el pasado año. ¿Qué explica este verano negro?

—La verdad es que la sorpresa la tuvimos en 2017, cuando el descenso en el número de muertes fue grandísimo. A esa bajada tan drástica le ha seguido una subida que responde a esos pequeños repuntes que siempre tenemos en el tráfico y que es donde tenemos que trabajar para que la cifras bajas se consoliden poco a poco. Lo que la estadística de este verano revela es que el 95 por ciento de los accidentes mortales ocurridos en Galicia se produjeron en carreteras convencionales, con doble sentido de circulación. Y de ellas, un 20 por ciento de los fallecimientos se ocasionaron en vías vecinales o pistas de menor entidad. Son carreteras donde a veces la gente, por conocerlas bien, extralimita sus capacidades, sube más la velocidad de lo que conviene y se relajan los niveles de atención. Y ahí es cuando llega el accidente.

—¿El accidente es más grave cuanto más se conoce la carreteras?

—No hay análisis detallados, pero es cierto que cuando haces una rutina diaria por la misma carretera se relaja la atención. El problema es que en décimas de segundo aparece un peatón o sale un vehículo inesperado.

Vuelcos en tractor: «El problema es que el parque móvil, de unos 400.000 vehículos de este tipo en Galicia, tiene unos 28 años de media»

—La política comunicativa de la DGT se ha caracterizado por, en momentos de repunte de muertes en carreteras, echar mano de campañas de publicidad muy duras que apelan directamente a la sensibilidad del espectador. ¿Se hace preciso un nuevo golpe de realidad en momentos como éste?

—Puede que sí. Hay momentos en los que toca ser amable, como el «si bebes no conduzcas» que todo el mundo recuerda, y hay momentos en los que es necesario poner la realidad sobre la mesa para mostrar lo que pasa en décimas de segundo y cómo la vida cambia para siempre para la familia y el entorno. Sí es verdad que estas campañas juegan su papel con distintos matices en función de lo que necesitamos en cada circunstancia.

—Gracias a estas campañas parece interiorizado el uso del cinturón o los dispositivos de seguridad infantil. Pero los móviles siguen siendo un auténtico caballo de batalla...

—En cuanto al móvil se está haciendo un uso desmedido no solo durante la conducción sino también en el caso de los peatones. Estamos viendo accidentes de lo más tonto por no ver la farola que tenemos delante o el coche que se nos acerca por un lado. Quizás restamos importancia a contestar esa llamada y en el coche todos los sentidos tienen que estar en la carretera. Yo incluso creo que aún teniendo manos libres lo mejor es no usar el teléfono. Yo lo pongo en silencio y ya tendré tiempo de responder, porque nuestro pensamiento, así sea una llamada sin trascendencia, hace que la cabeza se vaya de la carretera.

—Esas distracciones son, precisamente, una de las primeras causas de siniestralidad en Galicia.

—Así es, ya están en primer lugar. En 2017, en el 37 por ciento de los casos de fallecidos en carretera mediaba un elemento de distracción. Hace poco lo que estaba en primer lugar era la velocidad, lo que nos demuestra hasta qué punto estamos notando este cambio en la accidentalidad y en los resultados.

—Aparte del uso del móvil y del consumo de alcohol, que son problemáticas más transversales, en la Comunidad gallega tenemos problemas intrínsecos como los vuelcos de tractores. ¿Cómo analizan estas cifras vinculadas al rural?

—En el caso de los tractores hay que diferenciar los accidentes que se dan en la propia finca y los que se dan en la carretera. Los primeros no computan como siniestralidad vial. Aún así, el problema es que en los 400.000 vehículos de este tipo que hay en Galicia la media de edad ronda los 28 años. Una antigüedad elevada por la que muchos carecen de antivuelco o sistemas de seguridad que un determinado momento pueden ser una ayuda de primer nivel para el conductor.

—Otro problema propio del rural gallego son los atropellos. Hace unos años que se activaron campañas invernales para el uso de los chalecos reflectantes. ¿Cómo han funcionado?

—Yo creo que con resultados muy positivos. Cualquiera que se mueva por nuestras carreteras verá ya a mucha gente con su chaleco, gente mayor que cuando en el año 2005 repartíamos brazaletes nos miraban como si fuésemos extraterrestres por pedirles que se pusieran algo tan llamativo. Y ahora, en cambio, ya se usa con mayor frecuencia y normalidad. También se dan charlas desde las policías locales y los ayuntamientos para reunir a la gente mayor y decirles por dónde no deben cruzar. La evolución ha sido muy positiva.

—Cada mes se detectan en Galicia hasta una docena de conducciones en sentido contrario. Muchas de ellas vinculadas con conductores mayores que se despistan y se convierten en «kamikazes» casi sin saberlo...

—Nosotros no hablamos de «kamikazes» en estos casos porque no hay intencionalidad. Pero sí se dan muchos casos de incorporación en sentido contrario que se corrigen, de gente que equivoca las salidas con incorporaciones. Y ahí tengo que agradecer el papel que han tenido los titulares de las vías reforzando notablemente las incorporaciones con señales de prohibido más llamativas. Cuando ya se produce un recorrido en sentido contrario se analiza la situación del conductor y se expone la opción de acotarle la conducción a un entorno muy concreto.

—Hay una edad mínima para conducir. ¿Debería haber una límite?

—En el código de circulación de 1934 había un límite, los 65, para sacarse el carnet. Yo creo que depende de la situación en la que se encuentre cada persona. Imponer una norma cuando la casuística puede ser tan elevada sería injusto. Pero también hay que educar para que no sea un trauma dejar de conducir.

Peatones: «Vemos accidentes de lo más tonto por ir con el móvil y no ver la farola que tenemos delante o el coche que se acerca»

—¿Los psicotécnicos deberían ser más exhaustivos?¿Les falta información a la hora de valorar a un conductor?

—Sí. Difícilmente pueden hacer una valoración estricta si desconocen o se les oculta información de primer nivel y hay gente que toma una medicación muy fuerte y no lo revela.

—El director de la DGT defendió la pasada semana que los coches cuenten en el futuro y obligatoriamente con el sistema ISA de control de la velocidad. ¿Cómo lo valora?

—Todo lo que mejore la seguridad vial, bienvenido sea. Sin embargo, no podemos dejar de pensar que el papel de peso es el humano, y es ahí donde hay que trabajar, porque es el conductor el que va a dominar todos estos elementos.

—¿Y el debate sobre subir la velocidad a 130 kilómetros hora en autovías?

—Donde más problemas hay es en las carreteras convencionales, y algunas tienen un límite de 100. Yo soy partidaria de rebajar la velocidad en la convencionales porque reportaría muchos más beneficios. También se deberían homogeneizar todas las velocidades, para no tener tantas variaciones cada poco.

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