FIASCO EN LAS NEGOCIACIONES

La repetición electoral vuelve a amenazar «la estabilidad» gallega

Feijóo censura «la irresponsabilidad» de Sánchez y Puy ve al PP la forma de anteponer «los intereses del país». El PSdeG acusa al resto del «bloqueo» y pide el apoyo sacando de nuevo el miedo a un Gobierno de derechas

EFE/XOÁN REY

David Gómez

Las formaciones políticas gallegas realizaron durante la mañana de ayer el primer acto de precampaña de las inevitables elecciones generales que se celebrarán el próximo 10 de noviembre al no conseguir el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, los apoyos suficientes para poder conformar un Gobierno. Cada partido encontró un motivo y un culpable diferente para tratar de explicar a la ciudadanía por qué se acudirá por cuarta vez en cuatro años a las urnas para elegir a los diputados y los senadores, al tiempo que la presencia de un Gobierno en funciones sigue dificultando enormemente cuestiones dependientes de Madrid, como el dinero que el Estado adeuda a las diferentes comunidades.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo , había acusado a Sánchez en Twitter de la « irresponsabilidad » de las nuevas elecciones, y durante el día de ayer añadió desde su visita a Argentina que está metiendo a España en el «club de países inestables de la UE», en el que se introduce junto al caos de la política italiana o el bloqueo eterno cada vez que se celebra una elección nacional en Bélgica. De todas maneras, Feijóo subrayó que quien no debe estar muy triste por volver a sacar las urnas es el presidente, ya que el secretario general del PSOE «desde el primer instante prefería tener nuevas elecciones», remarcó desde el país sudamericano.

El vicepresidente, Alfonso Rueda , dio también la pincelada gallega a esta situación de fracaso electoral: la « inestabilidad » existente por culpa de la repetición en las urnas puede amenazar la «estabilidad» que goza Galicia, donde el PP tiene mayoría absoluta. «Seguimos en un año perdido gracias a Sánchez», subrayó a los medios durante un acto en la localidad pontevedresa de A Estrada. Por su parte, el portavoz del PP en el Parlamento gallego, Pedro Puy , señaló que la moción de censura que aupó al presidente a La Moncloa era simplemente una moción «en contra», al ser incapaz Sánchez de volver a armar una mayoría para mantener el Gobierno cuatro años más.

Además, el popular aprovechó para recordar que su formación es una opción que, a su modo de ver, podría poner fin a esta situación de bloqueo que sufre España: «Estamos preparados para ofrecer una alternativa más sólida que recupere la estabilidad en el país. En torno al PP se puede volver a la senda de estabilidad donde prevalezcan los intereses del país y no los intereses particulares de una persona que es incapaz de asumir los resultados electorales y de llegar a acuerdos con otras fuerzas como le mandaron los españoles con su voto», explicó ayer en O Hórreo.

La historia de estas segundas elecciones fue abordada desde enfoques diametralmente opuestos a lo largo de la mañana según se preguntaba al resto de partidos del arco parlamentario. El que probablemente más tenía que explicar era el secretario xeral del PSdeG, Gonzalo Caballero , que cargó las culpas en el resto de formaciones, aunque sin ser excesivamente duro con Galicia en Común-Unidas Podemos, con los que sabe perfectamente que tendrá que pactar si le dan los números para desalojar al PP de San Caetano en las autonómicas de 2020. Caballero repitió el ejercicio hecho por Sánchez de reclamar más votos para los socialistas para que pueda existir un gobierno progresista, después de haberse comprobado la poca capacidad de los partidos a la izquierda para ponerse de acuerdo. Así -añadió- se podrá «refrendar» lo expresado en las urnas por los españoles, que le dieron una clara mayoría al PSOE y que también permitieron a los socialistas gallegos ganar unas elecciones a nivel autonómico por primera vez.

Además, el del PSdeG pidió el voto a todo votante de centro que quiera un Gobierno de progreso, en un toque a Ciudadanos , aunque sin mencionarlos. También se lo pidió a quien no quiera que la batuta la lleven «[Pablo] Casado , [Cayetana] Álvarez de Toledo y [Santiago] Abascal», que «no representan nada positivo para los gallegos», que a su juicio volverán a demostrar que quieren «un Gobierno de progreso» en el ámbito nacional.

El cuento era completamente diferente si se tocaba la puerta en el Grupo Común da Esquerda. Su portavoz Luca Cha o destacó ayer la «tremendamente irresponsable » decisión de Sánchez, y se preguntó si este escenario se podría repetir en Galicia en el caso de que la izquierda sumase. En lo que sí están de acuerdo con Caballero -y cada uno responsabiliza al otro- es en volver a poner sobre la palestra el riesgo que a su juicio entrañan unas nuevas elecciones, ya que se podría «abrir la puerta a las tres derechas ».

A la cuarta, ¿la vencida?

Quienes criticaron la falta de entendimiento entre los partidos de la izquierda al tiempo que veían una nueva oportunidad en sus manos fueron el BNG y En Marea, que se quedaron fuera el pasado 28-A. En el caso del primer partido, será la cuarta oportunidad para volver a Madrid, tras quedarse sin representación en 2015. Su portavoz nacional, Ana Pontón , cargó contra todos, socialistas y Podemos, por «su inutilidad e incompetencia», ya que, literalmente, «este país les importa un pito ». Es por eso, desde la óptica de Pontón, que es necesario el Bloque en el Congreso: para acabar «con el menosprecio a Galicia».

Luís Villares , portavoz de En Marea, tiró del mismo hilo y culpabilizó a las dos formaciones izquierdistas de no haber conseguido un acuerdo, a los que destacó que la ciudadanía «les va a dar una lección». No solo se quedó ahí el representante del Grupo Mixto, sino que fue más allá y también habló de un problema para articular una alternativa a nivel gallego, ya que estos partidos están poniendo «más dificultades de las debidas», mientras que por formaciones como la suya «no va a quedar» para que haya un cambio en Galicia. Queda la duda de si existe la posibilidad de que los de Villares puedan presentarse junto a una hipotética papeleta de Íñigo Errejón el 10-N, tras compartir grupo en el Senado.

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