PREGUNTAS AL PRESIDENTE

Los partidos se lanzan a la precampaña autonómica entre dardos por los resultados municipales

Feijóo pide a los socialistas que tengan más «humildad» al celebrar sus resultados electorales

Alberto Núñez Feijóo, durante el pleno de este miércoles EFE/LAVANDEIRA JR.

David Gómez

Era día para hablar de sanidad o vivienda , y se habló, pero los líderes en el Parlamento gallego consiguieron relacionar todos los temas con los resultados que arrojaron las elecciones municipales o europeas del pasado domingo en Galicia. Y también como aperitivo para el plato principal, las elecciones autonómicas del año que viene. Es por eso que salieron habitualmente en las intervenciones las victorias y derrotas de cada partido en las urnas y se plantaron las bases de una campaña para 2020 que se prevé agitada .

Un especialmente duro Xoaquín Fernández Leiceaga reclamó al presidente que se quitase «la camiseta de partido» y que se pusiese la de « gobernante ». El portavoz socialista recordó también al líder del PPdeG que su partido perdió en Galicia las europeas y reivindicó los resultados de su formación en las municipales, con especial interés en los datos de las ciudades, donde los populares «perdieron 70.000 votos». Al hilo de las locales, Leiceaga mencionó que varios exconselleiros se presentaron a las elecciones en sus ciudades, pero que previsiblemente ninguno gobernará.

Feijóo reivindicó que estos mandatarios consiguieron la victoria en los comicios, y remarcó que son diputados «que merecen el respeto de la cámara». Entre ellos están Beatriz Mato y José Manuel Rey Varela, presentes en el Pleno y que consiguieron vencer en número de votos en La Coruña y Ferrol. El presidente subrayó que decir que «los candidatos no merecen respeto por ganar es un tic antidemocrático», mientras que Leiceaga intentó ahondar en ese tema afirmando que «viendo la cara de esos candidatos (parece que) tienen una alegría muy contenida» .

Feijóo pidió además que los socialistas no lanzasen campanas al vuelo y una mayor «humildad», ya que su partido perdió las municipales en la Comunidad mientras la tónica fue la contraria en el resto del país, y que ya en 2015 tras estos mismos comicios el PSdeG se veía vencedor de las autonómicas que se celebrarían el año siguiente. Por su parte el socialista aprovechó la ocasión para lanzar un mensaje nacional , afirmando que el líder autonómico «está empeñado que aquel que está en la extrema derecha juegue de medio centro, pero no tiene habilidades para ello, qué le vamos a hacer», una frase que despertó los vítores de la bancada socialista.

Bipartito

A Ana Pontón le cayeron, por su parte, las referencias a la gestión del BNG durante su bipartito con el PSdeG, donde el Bloque tuvo la titularidad de la Consellería de Vivenda . No se libró a pesar de que la portavoz nacional del Bloque quiso recordar que esos eran datos de hace diez años y que se debería hablar de la gestión actual sobre vivienda, algo que según ella «parece que le molesta» al presidente.

Feijóo aprovechó para contraponer los «recortes» y los malos datos que a su juicio dejó el Bloque cuando gobernaba con las medidas de su Ejecutivo en vivienda , como la dación en pago o el realojamiento, así como las ayudas para rehabilitar vivienda. Y esa es « la diferencia entre los que amamos Galicia y los que la usan para hacer política», al tiempo que pidió que los «pocos» concellos donde gobiernan los nacionalistas hagan más en materias como los desahucios.

La líder nacionalista le recriminó en su turno que en Galicia se van cada día a la calle cinco personas por no poder pagar sus viviendas y que en tres años no hizo «ni una sola vivienda para el alquiler, mientras el bipartito hizo más de 1000», aunque que el Presidente lo desmintió .

Pontón avisó también a Feijóo de que tiene «un año para rectificar » ya que sino «rectificarán en las urnas los gallegos su nefasta política de vivienda». Feijóo reclamó a la nacionalista que «deje en paz a los gallegos», lo que provocó el enfado en la bancada del BNG , y sacó a colación «los 21 puntos » de diferencia entre el PP y el BNG en las locales. «¿De qué presume», le preguntó.

Pero sin duda el que se llevó los calificativos más gruesos por parte del presidente fue Luís Villares, portavoz de En Marea, del que quiso ahondar en sus paupérrimos resultados electorales. Feijóo tuvo tiempo para preguntase entre respuesta y respuesta sobre temas sanitarios « quién manda en las Mareas« y si éstas van a seguir o si se van a «disolver». Con todo, solicitó al líder rupturista que «no mezcle » su situación política con la sanidad, ya que «si la sanidad estuviese como las Mareas sería para salir corriendo de Galicia».

El presidente alabó la situación del SERGAS, ante la imagen completamente opuesta que ofreció Villares, que reclamó un «acuerdo» para ponerse de lado de los trabajadores y para que acabe «el maltrato sanitario» en temas como la eventualidad de los trabajadores. Villares se refirió en concreto a los contratos que provocan que los empleados de la sanidad vivan sumidos en la «precariedad».

El líder del Gobierno afirmó que el líder de En Marea estaba «dando clases de incompetencia», ya que «dijo que hay 8.000 enfermeras en precario, cuando en Galicia trabajan 10.800 y un 88% tienen contrato fijo». Y consiguió colar otro recado a un Villares cada vez más cuestionado, que a su parecer «si se preparase mejor las comparecencias tendría un futuro más halagüeño ».

Además, le recriminó que «su política sanitaria« se basa en «estar en contra del ' screening ' preventivo de los cánceres ginecológicos, cuestionar las vacunas y concretar su campaña en estar en contra de las donaciones de 350 millones de euros para aparatos», aunque fue principalmente Podemos quién criticó en campaña las donaciones de Amancio Ortega a la sanidad.

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