ENTREVISTA A FEDERICO MARTINON I JEFE DE PEDIATRÍA DEL CHUS

«La gente quiere en casa un aeropuerto, una universidad y un pediatra; eso no es posible»

Hace algo más de un año, y fruto de la vocación compartida por acelerar el desarrollo de nuevos fármacos para la población infantil, nació la Red Española de Ensayos Clínicos Pediátricos (Reclip)

El jefe de Pediatría del CHUS, Federico Martinon MUÑIZ
Rocío Lizcano

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Hace algo más de un año, y fruto de la vocación compartida por acelerar el desarrollo de nuevos fármacos para la población infantil , nació la Red Española de Ensayos Clínicos Pediátricos (Reclip), coordinada desde el Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago por el jefe de Pediatría del Complexo Hospitalario Universitario compostelano, Federico Martinón Torres. Aquel paso al frente hizo posible que hoy el CHUS, la Reclip y el Sergas participen con un rol destacado en el proyecto Conect4Children (c4c), una alianza europea dotada con 140 millones de euros , con un total de 33 socios académicos y una decena de desarrolladores farmacéuticos involucrados en el mismo fin: salvar barreras y conectar de modo ágil a los agentes necesarios para que los ensayos de nuevas terapias infantiles puedan saltar cuanto antes del laboratorio a la clínica diaria y repercutir en la salud de los más pequeños.

Federico Martinón, codirector del plan de negocio de la alianza europea, atiende a ABC desde Berlín, inmerso en los trabajos de puesta a punto. El especialista rompe una lanza en favor de la investigación sanitaria, reclama a los gestores una apuesta clara —con reflejo en la asignación de recursos— por el modelo investigador de los centros y reflexiona sobre la necesidad de reorganizar la atención pediátrica en un contexto de insuficiente reemplazo de profesionales: «Que nunca se cuestione que los niños tienen que ser vistos por pediatras», pero «hay que agrupar pediatras y hay que cambiar la cartera de servicios».

-¿Qué supone para Santiago, para Galicia y para España esta participación a nivel pediátrico?

—Fondos, recursos, visibilidad. Ahora mismo el epicentro de los ensayos clínicos pediátricos en España es el Clínico de Santiago y a su vez España está en una posición muy competitiva gracias al trabajo que hemos hecho desde la Reclip. Pase lo que pase ya es un hito lo que hemos conseguido, ahora veremos adónde llegamos. Esto al final es una enorme competición y sólo algunos podrán mantenerse en los niveles de exigencia que esta red va a promover. Vamos a necesitar el apoyo de las autoridades locales y trabajar mano a mano con la Agencia Española de Medicamentos los cambios regulatorios necesarios para que España esté en primer puesto de competición.

-¿Qué dificultades añadidas tiene el desarrollo de fármacos pediátricos?

—Sólo uno de cada tres fármacos tiene una autorización pediátrica específica y la mitad de los que usamos en niños realmente no han sido comprobados específicamente en población infantil. Entran en juego las dificultades inherentes a que sean niños, una población tan preciada, tan vulnerable. Las dificultades técnicas y la especialización de los recursos que se necesitan para ensayar cualquier fármaco son muchos más complejas, ya no digamos en poblaciones especiales, como pueden ser prematuros o niños con enfermedades raras. Y se añaden barreras regulatorias a veces con una protección a expensas del bloqueo. La situación es que hay una voluntad política clara y una presión clínica clara sobre la necesidad de desarrollar fármacos en pediatría al mismo tiempo que en adultos, pero la práctica es que no existen los recursos adecuados o no están organizados: hay muy pocos centros e investigadores con la capacitación requerida y muchas barreras prácticas. El objetivo final de esta red es crear una ventanilla única en Europa para los ensayos clínicos pediátricos, en la que cualquier promotor de forma automática y rápida pueda firmar un contrato único común y con unos procedimientos únicos para todos los países de modo que podamos acortar tiempos, experimentar con más fármacos, más rápida y eficientemente, trayendo en definitiva nuevos medicamentos más pronto para nuestra población más vulnerable, que son los niños.

-En estas sociedades envejecidas, ¿las farmacéuticas conservan el interés en el nicho de la pediatría?

—La realidad es que muchas veces los laboratorios quieren ejecutar su proyecto y no encuentran quién pueda darles solución. Pero además esta red no está centrada sólo en investigación de la industria, sino todo tipo de investigación. Cualquier fórmula para mejorar la disponibilidad de fármacos. Nosotros estamos además en una situación fantástica a nivel local, porque tenemos al propio IDIS y la plataforma de innovación de fármacos de Mabel Loza, un pack completo que hace de Santiago una oferta muy atractiva. Al final estamos hablando de atender más y mejor a nuestros pacientes a través de la excelencia investigadora que, en países donde se ponderan estas cosas, se demuestra como pieza determinante en los ránquines y en la propia excelencia asistencial. En nuestro sistema sólo se valora lo puramente asistencial, pero no todos somos iguales.

-¿No está suficientemente reconocida la actividad investigadora de los centros sanitarios?

—Lo que no se puede es obviar lo que es una realidad en todo el mundo: que los mejores centros asistenciales son aquellos en los que más y mejor investigación se hace, y ese es el modelo en el que tenemos que trabajar, no en que todos seamos iguales. Hay que tener en cuenta los valores diferenciales y permitir una libre circulación de pacientes. Lo que no tiene sentido es el todos iguales porque sí, ni repartir financiación por el tamaño de tu área sanitaria. La excelencia hay que cuidarla.

-La pediatría de Primaria cifra en un 13 por ciento el déficit actual de profesionales en un escenario añadido de jubilaciones masivas. ¿Está en riesgo la atención pediátrica no hospitalaria?

—Nuestro modelo pediátrico está fuera de discusión, los países sin pediatría en Primaria tienen peores tasas de vacunación o de uso racional de antibióticos, incluso mortalidades más elevadas. Que nunca se cuestione que los niños tienen que ser vistos por un pediatra, pero eso no quiere decir que el modelo no necesite una revisión y eso pasa, primero, por una reflexión profunda de los propios pediatras, por readaptar la cartera de servicios a nuevas realidades (los cuidados paliativos pediátricos o la atención domiciliaria) y por una educación de la población y una voluntad política clara. El pediatra se ha convertido en un bien posicional. La gente quiere en casa un aeropuerto, una universidad y un pediatra, y eso no es posible.

-¿Concentrar recursos?

—Efectivamente. Los pediatras a lo mejor tienen que estar agrupados en los hospitales comarcales o PACS, pero juntos, para poder acometer procedimientos más complejos y acceder a más pruebas complementarias. Y cada pueblo tendrá que desplazarse, igual que va a un centro comercial determinado o a ver la película al cine que le interesa.

-La eurodiputada Lidia Senra o la feria Biocultura volvieron a copar titulares por sus declaraciones en relación con el fenómeno antivacunas. ¿Estamos hablando de un problema en Galicia?

—No debemos esperar a que el problema sea considerable para tomar las medidas. Las medidas hay que tomarlas ahora y pasan por la formación y la información y la educación desde el colegio, interviniendo antes de que hayan escogido equipo. Si no, esperaremos a vernos en una situación como la de países como Francia o Italia, y luego empezarán las contracampañas paliativas y el gasto de recursos en acciones de muy limitado impacto, como la desarrollada en Italia con lápidas infantiles y mensajes del tipo «mis padres no me vacunaron por miedo al autismo».

-¿Cómo atajarlo?

—Necesitamos medidas de educación y medidas económicas, de premio más que de castigo (en Australia existen deducciones fiscales reservadas a familias que han vacunado a sus hijos), para contener la situación mientras no llega la generación educada, pero intervenir ya, y hacerlo a nivel nacional. Ya está bien de ir por parcelas, la salud pública es de todos los españoles.

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