Panorámica del puerto de La Coruña, con varios cruceros haciendo escala
Panorámica del puerto de La Coruña, con varios cruceros haciendo escala - EFE

Galicia explota el filón de los cruceros

Si un turista normal apenas gasta 150 euros de media en su estancia en Galicia, el viajero de un crucero de lujo puede llegar a gastar hasta 1.000 euros, sobre todo en artículos como ropa o joyas

Santiago Actualizado: Guardar
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De actividad casi residual a filón para los comerciantes de las ciudades de la franja costera de Galicia. Así ha sido la trayectoria que ilustra el repunte del sector de los cruceros en la Comunidad. Un sector que aspira a cerrar este 2016 batiendo un nuevo récord de visitantes y escalas en los principales puertos gallegos, al igual que ha acontecido durante los últimos años.

El ejemplo más ilustrativo de este despegue es el del puerto de La Coruña, que en los últimos tres años ha pisado el acelerador hasta convertirse en el principal receptor de cruceristas de toda Galicia y aspira a finalizar este año como el destino con más afluencia de este tipo de turistas entre Francia y Lisboa.

Tras cerrar ya el calendario de cruceros para 2017, la dársena coruñesa espera recibir el próximo año a unas 220.000 personas entre pasaje y tripulación. Una cifra que multiplica por cuatro la alcanzada en el año 2009, cuando este sector apenas atraía 50.000 turistas al año.

«Nos hemos esforzado en ser cada vez más competitivos», revela Luis del Moral, gerente de la terminal de cruceros de La Coruña, que cifra en unos 11 millones el impacto económico que supone este sector para toda la ciudad. El secreto, revela, está en la drástica reducción de tasas por parte de la Autoridad Portuaria, «bonificadas al máximo que permite la ley». Este hecho ha permitido que recalasen en la dársena coruñesa gigantes del sector. Entre ellos el «Anthem of the seas», el tercer crucero más grande del mundo que cuenta con capacidad para acoger unas 6.000 personas entre pasajeros y tripulantes y con unas instalaciones que incorporan comodidades como una pista de hielo, un simulador de paracaidismo, una cancha de baloncesto o incluso una escuela de circo.

En el caso del puerto de Vigo, aspiran a cerrar el año 2016 recibiendo un total de 180.000 cruceristas. Un balance que satisface a los comerciantes de la zona, que cifran en 150 euros el gasto medio de cada uno de los visitantes que llegan a la dársena de Vigo. Con todo, según las estimaciones de la Federación Provincial de Comercio de Pontevedra, solo un 60% de ese gasto se queda en la ciudad olívica. «Muchos aprovechan para visitar ciudades como Santiago o Baiona», señala el presidente de la federación, Antonio Reguera.

Reguera cree que tanto Vigo como el resto de puertos gallegos aún tienen margen para seguir explotando el filón de los cruceristas. En este sentido, el presidente de los comerciantes vigueses reclama que las autoridades portuarias «bajen las tasas», de cara a permitir que los cruceros permanezcan más tiempo atracados frente a las costas gallegas. Además, Antonio Reguera cree que este debe ser un tema que involucre también a los ayuntamientos. «Los concellos deberían pensar en iniciativas como recibir a los cruceristas con grupos de baile, pagarles un guía turismo y gastronómico o darles algún tipo de aliciente para que dejen las instalaciones del crucero y decidan consumir en la propia ciudad», apunta el presidente de la entidad.

Cruceristas de lujo

Representan apenas 10 de los 90 cruceros que pueden hacer escala al año en dársenas como la de La Coruña o Vigo. Con todo, los cruceristas de lujo suponen una verdadera bendición para el comercio por su alto poder adquisitivo. Si un turista normal apenas gasta 150 euros de media en su estancia en Galicia, el viajero de un crucero de lujo puede llegar a gastar, según cálculos de la Federación Provincial de Comercio de Pontevedra, hasta 1.000 euros, sobre todo en artículos como ropa o joyas. Por este motivo, algunas grandes cadenas comerciales se esfuerzan en fletar autobuses desde los puertos para atraer a este perfil de pasajero y favorecer que consuma en sus instalaciones. No en vano, si una naviera de lujo transporta de media a unos 2.000 pasajeros, el impacto para la economía gallega puede alcanzar los dos millones de euros en apenas una jornada.

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