Entrevista a Teresa Gutiérrez, directora de Augas de Galicia

«La forma de llover en Galicia ha cambiado en los últimos años»

«La gente está preocupada por el ahorro de agua, especialmente en el rural, aunque la medida más eficaz es que nos vaya al bolsillo», mantiene

La directora de Augas de Galicia, Teresa Gutiérrez MIGUEL MUÑIZ

Z. Rial

La directora de Augas de Galicia, Teresa Gutiérrez, asegura que el impacto del cambio climático en la Comunidad es una realidad. La titular de este departamento concreta que, fruto de este fenómeno, las lluvias pasarán a ser menos constantes y más concentradas. Muestra de ello es la tromba de agua que el pasado mes de noviembre se cobró la vida de una mujer en el concello de Viveiro.

—Dentro de lo imprevisible de sucesos como el de Viveiro, ¿qué se puede hacer para evitarlos?

—Nosotros trabajamos desde hace un tiempo en base a los criterios de las directivas europeas sobre inundaciones. Lo primero que se hizo fue detectar las zonas potencialmente inundables y elaborar unos mapas de peligrosidad que indican qué zonas están más expuestas. A raíz de eso también hemos trabajado en un plan de riesgos que nos viene a decir que en esas zonas identificadas no debe haber elementos que sean compatibles con las inundaciones, porque se van a repetir. Son un fenómeno natural que se ha producido siempre y se va a seguir produciendo, así que no se pueden invadir espacios que los ríos podrían llegar a ocupar. En Galicia nos encontramos con una realidad ya construida y con que se ocuparon fuertemente los entornos de los ríos y se invadieron espacios naturales. Ahí es muy difícil actuar.

—¿Se pueden al menos predecir estos episodios?

—Tenemos informes meteorológicos y programas que en base a esos datos nos permiten simular los caudales de los ríos y generar avisos a Protección Civil. Lo que estamos haciendo es prever posibles inundaciones con 72 horas de margen para poder avisar incluso antes de que empiece a llover. Pero siempre puede ocurrir un fenómeno como el que pasó en Viveiro, en el que llovió muchísimo en un punto concreto y no había una previsión meteorológica. Son fenómenos difícilmente predecibles. y siempre pueden ocurrir.

—Los vecinos dijeron que no recordaban una tromba igual ¿Influye el cambio climático en este tipo de episodios?

—Hay una evidencia del impacto del cambio climático y se ve en estas circunstancias y en otras. En Galicia la forma de llover ha cambiado en los últimos años. Si se va a mantener así o no es algo que hay que ver. Galicia era un lugar donde siempre hubo muchas precipitaciones pero bastante constantes a lo largo del año. Llevamos ya unos años en donde no son constantes, hay periodos de sequía muy fuertes y después cuando llueve se parece a cómo llueve fuera de aquí, hay una lluvia intensa, cuando lo normal aquí era la lluvia menuda que dura todo el día.

—¿Se puede repetir una sequía como la del año pasado?

—Vemos que en Galicia hemos tenido durante los últimos años muchos veranos secos y está claro que si este fenómeno llega para quedarse, que nosotros trabajamos con esa probabilidad, a lo mejor el volumen de precipitaciones global no cambia, pero sí la estacionalidad mensual e incluso diaria y tendremos que prepararnos para ser capaces de utilizar el agua acumulada para servir a la población. Nosotros estamos revisando nuestros sistemas de abastecimiento. Galicia no tiene grandes sistemas de almacenamiento porque antes no se necesitaba, había un régimen de recarga continuo, pero tendremos que ver si ahora son suficientes.

—¿Se ha aprendido algo de la sequía?

—Esto es una responsabilidad conjunta de todos, como ciudadanos, como administraciones locales... Yo sí creo que están cambiando algunos aspectos. Es muy importante actuar en el sistema tarifario, que no haya mínimos y que todo se pague desde el primer metro cúbico. Algunos ayuntamientos ya están haciendo el esfuerzo de adaptarse y es importante que lo trasladen al ciudadano, que cambien los sistemas de riego por otros más eficientes, los sistemas de limpieza viaria o mejorar las pérdidas en la red de abastecimiento.

—Y los ciudadanos, ¿hay más concienciación?

—Es cierto que la gente está preocupada por este aspecto, especialmente en el rural, no tanto en los entornos urbanos. En el rural hay una demanda de este servicio que antes igual no había tanto porque la gente tenía autoabastecimiento. Hay una sensibilidad del impacto del cambio climático y la gente se da cuenta de que una situación de sequía podría volver a ocurrir, aunque creo que la medida más eficaz es que nos vaya al bolsillo. Los concellos tendrían que asumir que las pérdidas en la red les podrían costar dinero, el particular tendrían que asumir que un sobreconsumo les podría costar dinero... Pero sí que creo que algo ha calado y es una concienciación que ha venido para quedarse.

—Sobre casos más concretos... ¿La solución para el abastecimiento en Vigo es, como se está comentando, trasvasar agua desde el Miño?

—Una posibilidad sería bombear agua desde el Miño al embalse de Zamáns y de Zamáns a Eiras. El Miño tiene capacidad suficiente, pero el problema es que habría que bombear, recorrer una distancia, salvar una altitud... Nosotros no estamos decantándonos por ninguna solución. Si lo hiciésemos no haríamos un convenio para estudiarlo, lo que estamos haciendo es poner todas las soluciones encima de la mesa y debemos analizarlas con multicriterio. Pero tan importante como eso es que las instalaciones que tenemos y los recursos se puedan aprovechar. El año pasado en el peor momento de la sequía el embalse de Eiras estuvo por encima del 40%, en cambio tenía problemas. Es importante que tengamos las tecnologías correctas en las plantas de tratamiento para aprovechar bien todos los recursos.

—En cuanto a la depuradora de Santiago, ¿cree que se perderán los fondos europeos?

—Casi con toda la seguridad diría que sí. Porque hacer un estudio de una nueva implantación, someterla a evaluación de impacto ambiental, sea simplificada o no, firmar un convenio, redactar el proyecto, sacar la licitación, todo eso vas sumando plazos y a mí no me cuadra para tener esas obras terminadas en 2023, que es el plazo mas tardío de los fondos europeos. Me da muchísima pena porque sería una oportunidad perdida.

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