Pancarta contra la venta de la central en la comarca
Pancarta contra la venta de la central en la comarca - MIGUEL MUÑIZ

Ferroatlántica promete inversiones a cambio de poder vender las centrales

Anuncia la creación de 96 empleos en Sabón, mientras el traspaso de los saltos hace peligrar casi 400 puestos

El comité denuncia el «chantaje» y los «modos mafiosos» de la compañía. «Es una tomadura de pelo a la comarca»

Santiago Actualizado: Guardar
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La amenaza de venta de las centrales hidroeléctricas que posee Ferroatlántica en la cuenca de los ríos Xallas y Grande coloca a los trabajadores y a la compañía ante un enfrentamiento tenue y sostenido en el tiempo. Un choque marcado por el desgaste. Ayer, la empresa —integrada en la norteamericana Ferroglobe— anunció la instalación de una planta de carbón vegetal en Sabón (Arteixo) capaz de crear hasta 96 nuevos puestos de trabajo. Con la venta de los saltos en la Costa da Morte, la amenaza de extinción se cierne sobre unos cuatrocientos, entre los empleados de la rama energética y los que operan las fábricas de ferroaleaciones.

El Plan Industrial que Ferroatlántica está lanzando por capítulos se enmarca dentro de una estrategia de anuncios de inversiones y creación de riqueza en Galicia, con la premisa de conseguir la autorización para deshacerse de las centrales.

«El reto de este programa solo es posible con la enajenación de actividades no estratégicas para la compañía», reza el comunicado. La hoja de ruta prevé, además del proyecto de transformación de carbón vegetal, 42 millones para crear en el mismo municipio coruñés una factoría de silicio solar para atraer 240 empleos asociados. Una serie de movimientos que se entienden, en buena medida, en el marco de la tensión entre la dirección y el comité de empresa, con el Gobierno gallego de por medio. «Es un anuncio en plan mafioso, eso es tomarle el pelo a los trabajadores y toda una comarca», añadieron representantes de los trabajadores a ABC.

No es la primera vez que la multinacional se envuelve en una estrategia similar. Hace escasos meses, los operarios de la Costa da Morte, encerrados en la casa consistorial de Cee, tenían la sospecha de que la promesa de crear 90 puestos de trabajo ya había corrido como la pólvora entre sus compañeros de Sabón, donde Ferroatlántica tiene ya una sede. Es la explicación que encontraron al apoyo comedido que estaba llegando desde allí, exactamente al contrario que el que les estaban brindando los diez concellos perjudicados de la comarca, con movilizaciones y concentraciones constantes. La última, el pasado viernes, con medio centenar de vecinos caminando hacia la Fervenza do Ézaro, ante una de las centrales que se encuentra en la picota. Entonces, ya eran capaces de recordar otras ofertas frustradas, publicitadas casi siempre durante periodos críticos: «En 1999, se anunció que se iba a construir aquel famoso horno 23 en Dumbría, ¿por qué nos vamos a creer todo esto ahora?», explican. «Que prometan lo que quieran, pero no nos vamos a sentar en ninguna negociación con la venta de las centrales encima de la mesa».

Ya no vale, aseguran, que la planta de carbón vegetal pueda asumir el 8% de la producción forestal de la Comunidad —unas 63.000 toneladas, según cifras de la empresa—, ni que 75 de los 125 millones contemplados en los planes industriales de Ferroglobe tengan pasaporte para recalar en Galicia. Para los trabajadores, lo que importa ahora es mantenerse en la trinchera para evitar que se segregue la actividad de la empresa. Insisten en que, si se traspasan las centrales, se dispararán los precios de la subasta eléctrica, fundamental para asegurar la viabilidad del otro segmento en discordia: las ferroaleaciones. Por tanto, están convencidos de que el cierre de los saltos hidroeléctricos es el primer paso de una crisis más profunda, con centenares de puestos de trabajo —directos e indirectos— en cuestión.

Sin permiso

Entremedias, la Xunta ya se ha pronunciado. Ferroatlántica explota los ríos gracias a una concesión expedida por el Gobierno gallego. Por tanto, sin una autorización de la administración autonómica, la compañía no puede desarrollar ninguna operación, como parece. El conselleiro de Industria, Francisco Conde, trasladó hace semanas a los portavoces de la plantilla que no dará luz verde a la segregación, en caso de recibir una oferta formal por parte de la dirección que todavía no se ha producido. Esa respuesta, inesperada, insufló oxígeno a los trabajadores.

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