Eucalipto, el eterno señalado

Esta especie es la protagonista reincidente en el debate sobre la gestión forestal y la prevención de incendios

Bosque de eucaliptos MIGUEL MUÑIZ

ROCÍO LIZCANO

De culpable a facilitador de una ardua puesta en valor del rural, el eucalipto resurge como protagonista reincidente en el debate sobre la gestión forestal y la prevención de incendios . El crecimiento del cultivo de esta especie —llegada a Galicia a mediados del siglo XIX a través de las semillas enviadas desde Australia por el benedictino gallego Fray Rosendo Salvado— es innegable. Su extensión fue exponencial desde los años 80, auspiciada durante los 90 por ayudas públicas a la plantación, detenidas en el cambio de siglo tras sobrepasar rápidamente las previsiones contenidas en el plan forestal vigente. Innegable es también la contribución de este cultivo a la generación de rentas en un rural desangelado . Gracias a su crecimiento rápido y su alta capacidad de adaptación a suelos de baja calidad, el calificado en su día como «oro verde» ha sido una de las pocas vías de rentabilización de tierras en un mundo agrario que sucumbe al abandono. La Comunidad es el primer productor español de madera de eucalipto a partir de un cultivo particular que, lejos de grandes concentraciones, se reparte entre miles de pequeños propietarios.

Con el eucalipto de nuevo señalado en el debate, el mundo académico coincide: ninguna especie es causa del fuego y la discusión debe enfocarse en la elevada concentración de biomasa que propicia el clima gallego y no corrige un rural abandonado , extensiones de matorral que constituyen una diana perfecta para la acción incendiaria en situaciones extremas definidas por la temida confluencia del factor 30 (vientos superiores a 30 km/hora, temperaturas por encima de los 30 grados y humedad relativa por debajo de ese valor).

«Plateamiento ficticio»

«El debate no es eucalipto sí-eucalipto no, no estamos en un debate de 1-0; ese es un planteamiento ficticio. Ningún monocultivo es bueno, el del eucalipto tampoco, pero lo que hay que hacer es gestionar el territorio» , afirma Manuel Marey, profesor del Departamento de Producción Vegetal y Proyectos de Ingeniería de la Universidade de Santiago (USC). «Hemos estudiado estadísticamente desde el punto de vista espacio-temporal los incendios y no existe asociación alguna con el eucalipto. La zona que menos se quema en Galicia es la zona de las Mariñas (La Coruña y Lugo) y, ahí, que son las áreas de mayor concentración de eucalipto, en mi opinión excesiva, no hay incendios. ¿Por qué? Porque los propietarios gestionan para que no los haya y, también hay que decirlo, porque la climatología ha favorecido hasta ahora un menor riesgo de fuego», sostiene el profesor de la Escuela Politécnica Superior de Lugo. Galicia, prosigue, necesita repensarse, volver a poner en marcha actividades productivas diversificadas en el campo en busca de un «mosaico de usos» que actúe como barrera de contención ante el fuego. «El gran enemigo es el abandono. El propietario de la tierra tiene que encontrar algo de recompensa y a día de hoy, por desgracia, sólo el eucalipto y en mucha menor medida el pino generan esa posibilidad» , analiza Marey, crítico con aquellas voces que, «con sueldos de funcionarios del grupo A van en sus todoterrenos de setenta mil euros al monte y se permiten decir a los demás lo que tienen que hacer, encima desde la superioridad moral e intelectual».

Y es que, defiende el profesor, «los propietarios forestales no son los duques de Alba» , no son acaudalados ni grandes corporaciones industriales, sino rentas medias y bajas que periódicamente obtienen del eucalipto un complemento económico asociado al mantenimiento de una actividad en el rural. «La gente focaliza en Ence, pero detrás de eso lo que hay son propietarios vulnerables. He entrevistado a muchos. Pensionistas con 600 euros de paga para los que el eucalipto es una manera de mantener a un hijo en la universidad, de arreglar una casa, de comprar un coche… un complemento para poder salvar el año en una explotación ganadera asfixiada por los precios de la leche o un balón de oxígeno para una pensionista que corta un monte y entrega directamente los 15.000 euros que obtiene a sus hijos en paro. Atacar el eucalipto no es correcto, estamos atacando a esa población, y a una población muy vulnerable», sostiene Manuel Marey.

Más allá de la contribución económica del eucalipto, Rosa Calvo de Anta, catedrática de Edafología y Química Agrícola de la USC, incide la contribución ambiental de esta especie, única superviviente en terrenos pobres, mayoritarios en la Comunidad. Cansada de un «debate absurdo», sordo a los resultados científicos publicados, lamenta, Calvo de Anta argumenta contra el «mito» del eucalipto como especie «degradante», causante del desgaste de los suelos y enemigo de otras especies de sotobosque. «No hay razón para asociar a ninguna especie con la calidad del medio» , afirma, presentando al eucalipto como víctima mal entendida de su capacidad de adaptación a suelos pobres y secos, más proclives a las llamas que los suelos de mejor aptitud, exigidos, por ejemplo, por las frondosas autóctonas.

En un escenario como el gallego, en el que más de un millón de hectáreas se corresponden con suelos de baja calidad, mantiene, el eucalipto es una «solución» que entronca con el llamamiento de las autoridades europeas a ampliar la superficie forestal en aras de aumentar la retención de CO2 y combatir el efecto invernadero. Con más de un 65% de su superficie en uso forestal, subraya, Galicia es una de los territorios mejor situados en este reto, presentando además una mejor ratio de fijación de carbono por hectárea que otras autonomías con mayor superficie arbolada.

El ganado como solución

Coincidiendo en lo fundamental –el problema clave es la elevada tasa de acumulación de biomasa favorecida por el clima gallego y el deficiente control de su crecimiento por efecto de la falta de actividad productiva en el rural—, Rosa Mosquera, compañera de Marey en el departamento de Producción Vegetal y Proyectos de Ingeniería de la USC, ofrece una visión menos benévola del eucalipto. «Su riesgo de incendio es mayor por su menor contenido en agua y porque sus masas dejan pasar más luz favoreciendo que la vegetación baja esté más seca. No es raro ver fuegos que se detienen al alcanzar suelos húmedos de masas de frondosas» , expone Mosquera Losada, para quien, sin ser agente causal, el eucalipto no resulta una especie recomendable en las condiciones gallegas ni la opción más deseable para valorizar el monte.

La profesora de la USC plantea alternativas probadas con éxito en otros territorios que, como Andalucía, el sur de Francia, el sur de Portugal o Extremadura, han recurrido a la reintroducción de ganado como sistema de control del matorral , obteniendo, como en el caso del cerdo ibérico extremeño, un valor añadido y una vía de rentabilización del rural. Setas, castañas u otros frutos, sostiene, son otras vías todavía no suficientemente explotadas para rentabilizar el rural.

Esa diversificación de los usos de la superficie forestal será precisamente uno de los objetivos del próximo Plan Forestal de Galicia, el documento que definirá el modelo de monte al que aspira la Comunidad en los próximos veinte años a través de la definición de objetivos graduales para cada tipo de uso y especie.

Tras la elaboración de un primer borrador en contacto con el sector, el documento será debatido próximamente en el Consello Forestal y pasará después a exposición pública, dando como resultado, subraya el director xeral de Ordenación Forestal, un plan participativo que podrá ver la luz entre finales de este año y principios del siguiente. Previsiblemente, anticipa Tomás Fernández-Couto, esas nuevas líneas estratégicas conllevarán «más incremento de pinares, o, por ejemplo, de castaños para fruto, que es otro tipo de producción que consideramos muy interesante: los frutos, no sólo la madera» . En este último capítulo, la madera, el objetivo pasará por «duplicar la producción sostenible en Galicia mejorando los rendimientos y la gestión silvícola de las masas existentes».

El plan buscará un reequilibrio de especies y una racionalización de su distribución , apunta el director xeral, que, en cualquier caso, invita a no despreciar la contribución del eucalipto en términos de fijación de CO2. «Desde el punto de vista de lucha contra el cambio climático y de fijación de gases de efecto invernadero es con mucha diferencia la especie principal», sostiene.

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