Luis Ojea - La semana

El efecto Sánchez

Los mismos que sugerían que Fomento asumiese el coste de las obras de ampliación de la AP-9, ahora no protestan porque la factura se pase a cobro a los usuarios de la vía

Gonzalo Caballero tiene un problema. La hemeroteca le puede dar muchos disgustos . Hace no demasiado tiempo, el líder de los socialistas gallegos denunciaba que incrementar el peaje de la Autopista del Atlántico «limita el derecho a la movilidad de los gallegos». Ahora, tras el cambio de titular en el Ministerio, no lo hemos escuchado referirse a ello con tanta vehemencia. En realidad, no lo hemos escuchado pronunciarse en ningún sentido. Los políticos que no se respetan a sí mismos no deberían pretender que la sociedad muestre excesivo respeto hacia su figura. El respeto es una de esas cosas que cuesta mucho ganar y poco, muy poco, perder. Tan poco como demostrar que tu discurso vira como una veleta en función de hacia dónde sople el viento.

El PSdeG está quedando retratado . Tras años denunciando día sí y día también al gobierno central, el de Rajoy, por su gestión de la AP9, de repente, como por arte de magia, se pliegan sin el más mínimo matiz crítico a las decisiones que adopta el ejecutivo de Pedro Sánchez. Un fabuloso episodio de transmutación política. Los mismos que sugerían hace unos meses que Fomento asumiese el coste de las obras de ampliación de la autopista, ahora no protestan porque la factura se pase a cobro a los usuarios de la vía.

Lo que ayer era blanco, hoy será negro para el socialismo gallego si el equipo de Sánchez así lo decreta. Y cuidado que el espectáculo puede ser formidable, porque parece que el inquilino de Moncloa le ha cogido el gusto a eso de publicar en el BOE antes de debatir y votar las medidas en el Parlamento. Así que seguramente esta no sea la última vez en la que Caballero acabe escogiendo hacer el ridículo para poder quedar bien con su jefe.

Ese es el «efecto Sánchez». Al contrario de lo que anhelaba el socialismo gallego, el aterrizaje del PSOE en Moncloa no va a operar en Galicia como un balón de oxígeno para su franquicia en la comunidad, un partido destartalado. No, al contrario, servirá de escaparate a la falta de consistencia del discurso del PSdeG, exhibiendo que carece de eso que ahora llaman relato, el drama en el que lleva inmerso esa formación desde hace más de una década.

La factura

En todo caso, el debate real en torno a la AP9 no debería ser tanto esta subida en concreto del peaje como quién debe asumir la factura de la construcción y mantenimiento de esta y el resto de las infraestructuras. Porque nada es gratis. Y alguien debe pagar ese gasto. La clave, por lo tanto, es quién. Y ahí permítanme discrepar de la opinión más extendida. No, no deben ser los poderes públicos quienes financien ese tipo de cuestiones. Debe ser el usuario. Siempre. Los servicios, todos, deben ser costeados por quien los utilice. En infraestructuras y en el resto de materias de las que se ocupa la administración. Sí, a pesar de la mala prensa que tienen tasas y peajes en este país, ambas siguen siendo las herramientas más eficientes para la gestión de servicios públicos.

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