GALICIA

Declaran los niños del crimen de Valga, que no testificarán en juicio

Un equipo de expertos preguntaron a los dos pequeños. Abet perdió ayer la patria potestad

Agentes de la Guardia Civil de paisano y un familiar de las víctimas, ayer en la casa de Valga MIGUEL MUÑIZ

Patricia Abet

Dos días después de que hubiesen presenciado el asesinato de su madre y dos familiares más, los hijos del autor confeso del crimen de Valga pisaron los juzgados . Lo hicieron, según fuentes judiciales explicaron, para que un equipo de expertos —y no la juez de instrucción— les tomasen declaración a propósito de lo que ocurrió la mañana de los hechos. Dada la corta edad de los únicos testigos de la masacre, solo 4 y 7 años , esta declaración funcionará como prueba de cargo preconstitutida durante la fase de instrucción y será válida de cara a la vista oral. La idea, insisten desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, es que los menores no tengan que volver a pasar por el trance de rememorar el crimen ante un tribunal.

La llegada de los dos pequeños al edificio judicial de Caldas coincidió con la de su padre, José Luis Abet Lafuente. Su presencia era necesaria en la diligencia, pero en ningún momento llegaron a cruzarse . Además, la instructora del caso aprovechó la mañana para comunicarle al asesino confeso de su exmujer, su exsuegra y su excuñada la retirada de la patria potestad de los dos menores .

Sobre la relación que el acusado mantenía con los pequeños, la hermana de Abet reconoció ayer a ABC que «los adoraba». Fuertemente conmocionados por lo sucedido, la familia del encarcelado trata de buscar una explicación al sinsentido cometido. «Tuvo que enloquecer. Mi hermano es una buena persona y quería mucho a esos niños» confesó en presencia de su madre, muy afectada. Sobre las horas previas al tiroteo, la hermana explicó que su hermano había salido de casa a trabajar «como cualquier otro día». «No nos dijo nada y nosotros no le notamos nada. Estaba como siempre », insistieron.

Al mismo tiempo que en Caldas se avanzaba con las diligencias del caso, en Cordeiro, el epicentro del drama , varios agentes de la Guardia Civil accedieron al interior de la vivienda de Sandra Boquete para llevarse algunos objetos precisos para la investigación en cajas y bolsas. Por el momento, las pesquisas para conocer el canal por el que Abet Lafuente adquiriró el revólver con el que abrió fuego contra su familia política, comprado en el mercado negro portugué s, siguen activas. También se analiza la munición de la que deshizo tras lanzarla al río Tambre a su paso por el municipio coruñés de Ames.

Pendiente está también una diligencia clave para el caso que, atendiendo a fuentes policiales, podría realizarse en los próximos días. Se trata de la reconstrucción in situ del crimen , que el propio Abet Lafuente deberá autorizar ya que él tiene que estar presente y colaborar a la hora de indicar cómo se fraguó la tragedia. Por el momento, el autor confeso no ha prestado declaración ante la instructora , decantándose por guardar silencio porque «no se encontraba en condiciones». Sí explicó lo que había hecho a los efectivos del Instituto Armado que recibieron su llamada una hora después del tiroteo y que se desplazaron a la casa familiar de Bertamiráns (Ames) para detenerlo. A ellos, y según fuentes directas confirmaron a este medio, les dijo que estaba «seguro» de haber matado a su mujer junto al coche , pero «no sabía» si su exsuegra y su excuñada seguían vivas o no.

«Con las manos en la cabeza»

«Muy tranquilo» y participativo, el hombre se entregó a los agentes en presencia de su madre y de su hermana, a las que narró lo sucedido nada más llegar a la casa «echando las manos a la cabeza» . La dimensión del crimen y sus consecuencias motivaron que la juez encargada de las pesquisas solicitase en su primer auto la pena de prisión permanente revisable para el único inculpado por el triple asesinato. No constaban denuncias por violencia de género entre la expareja ni tampoco orden de alejamiento alguni, aunque la relación «no era buena» según manifestó la familia de Abet. Los vecinos de Cordeiro, donde José Luis residió cerca de seis años, coinciden al describirlo como una persona «introvertida, conflictiva y violenta» que había llegado a amenazar a una vecina con un hacha.

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