Alberto Varela - Crónicas Atlánticas

Cosas de ignorantes

Los rupturistas deben de creer que el resto de los pueblos de España nos miran con pena

Alberto Varela
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Mira tú qué cosas tenemos los gallegos que nos gustan los gobiernos estables, sin una espada de Damocles sobre la cabeza cada día. Estamos tan alienados que queremos que se aprueben los presupuestos en tiempo cada año y que se siga ejecutando la obra pública. Debe de ser cosa de esclavos, porque si fuésemos hombres libres, como los de En Marea, habríamos apostado por un multipartito que a estas alturas estaría con su tira y afloja para repartir las parcelas de poder. Seguro que hasta tendrían ya pensado qué monumentos derribar por ser símbolos de la opresión religiosa y capitalista.

Según los nuevos parámetros de la izquierda rupturista, el cumplir con el déficit, el construir hospitales, desdoblar corredores o solucionar los problemas urbanísticos que dejaron los ejecutivos anteriores son cosa de tontos, asuntos de poco valor.

Somos, además, tan cortos de entendederas que no acabamos de apreciar el impecable trabajo que están haciendo los alcaldes rupturistas. Las calles llenas de baches, los expedientes que no se mueven y las ciudades paradas, pero nos regalan proclamas idealistas cada día. La cosa no funciona, y el cabreo ciudadano es cada vez mayor, pero el Che Guevara estaría orgulloso de ellos. Deben de creer que los pueblos libres del resto de España nos miran con pena y que piensan: «Mira los gallegos, pobrecillos, van a poder formar gobierno sin problema». «Qué cosa tan alienante, qué van a contar los periódicos si no hay bronca política…».

Se dicen galleguistas, pero odian profundamente a los gallegos: presumen de demócratas aunque no tienen ningún problema en insultar al pueblo, y lo hacen porque, como todos los proyectos populistas, en el fondo tienen alma totalitaria. Ni que decir tiene que un diputado que opine —incluso en caliente— que la gente a la que ha pedido el voto es ignorante no merece sentarse en las Cortes. ¿A qué espera Miguel Anxo Fernán Vello para dimitir?, ¿tendrá la cara tan dura de volver a presentarse si se repiten las elecciones en diciembre? Hasta un tonto sabría la respuesta. Tic, tac, tic, tac...

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