Abraha, e Isaac

Arranca el juicio contra los Franco por las estatuas del Maestro Mateo

El alcalde de Santiago espera que mediante este proceso se pueda devolver al dominio público estas figuras

Estatuas del Maestro Mateo ABC

R. S.

El Juzgado de Primera Instancia número 41 de Madrid acoge el juicio contra la familia Franco por la titularidad de las estatuas de Abraham e Isaac del Maestro Mateo del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago, después de que el pasado noviembre las partes no llegasen a un acuerdo en la audiencia previa. El conflicto se remonta a septiembre de 2017 cuando el concello compostelano, gobernado por Compostela Aberta, inició un proceso para recuperar las estatuas de Abraham e Isaac, en propiedad de la familia del dictador.

Ante la incapacidad de ponerse en contacto con ellos, el consistorio interpuso una demanda contra los parientes de Franco por la «propiedad irregular o ilegal» de ambas piezas. Desde entonces, el proceso judicial ha sufrido varios retrasos, algunos de ellos derivados de que la demanda interpuesta en 2017 se dirigía a Carmen Franco, que falleció en diciembre de ese año , de forma que sus herederos alegaron que aún no contaban con la herencia en su poder.

Tras desplazarse a Madrid para participar en la vista, el alcalde de Santiago de Compostela, Martiño Noriega, ha declarado este viernes que espera que mediante este proceso se devuelva «un patrimonio público histórico, que ha sido robado, para el disfrute de todos». «Por lo menos es un primer paso y pretende generar un precedente pues es la primera vez que una institución presenta una demanda por la vía judicial para recuperar lo que es un patrimonio de todos, que son dos piezas del Mestre Mateo», ha dicho.

El Ayuntamiento de Santiago comenzó a principios de mes de septiembre del pasado año la reclamación de estas figuras directamente a los Franco. Sin embargo, tras no obtener contestación de la familia, el gobierno local decidió el 24 de noviembre de 2017 interponer una demanda judicial contra Carmen Franco para exigir la devolución de estas piezas , que fue admitida a trámite en diciembre. De forma paralela, la Xunta inició el procedimiento para declarar Bien de Interés Cultural (BIC) estas piezas.

Prohibición de venta

La demanda de Santiago se vio respaldada, poco después del inicio de las acciones, con la localización en el archivo de la Universidad de Santiago del expediente de adquisición de las piezas , así como de la propia escritura notarial, haciendo constar todas las características de las estatuas, de la titularidad municipal.

Según estos documentos, tras su retirada de la Catedral, las esculturas pasaron a manos del Conde de Ximonde en el siglo XVIII, un noble que las vendió al Ayuntamiento de Santiago por 60.000 pesetas en 1948. En el documento de venta existe una reserva «para evitar que desaparezcan del ayuntamiento» -con una multa en caso de que así sea- y se preserve su propiedad «pública, de los vecinos de Santiago», sin posibilidad de venta o cesión.

Pese a ello, las dos esculturas pasaron en algún momento a manos de la familia Franco hace más de medio siglo, aunque no se ha localizado ningún documento de cesión. En un principio estuvieron en el polémico Pazo de Meirás y, posteriormente, fueron depositadas en Casa Cornide , hasta que se tuvo noticias de ellas en la exposición del Maestro Mateo.

Los Franco niegan regalo

La demanda municipal se presentó en su día contra Carmen Franco Polo que, precisamente, falleció en diciembre de 2017, lo que obligó a reorientar la querella hacia sus herederos.

En el escrito que los demandados presentaron en el juzgado, y al que tuvo acceso Europa Press, los siete nietos de Francisco Franco y Carmen Polo -hijos de Carmen Franco Polo y herederos del dictador- alegan que las estatuas fueron «adquiridas» por el «matrimonio» a un «particular, a través de un anticuario» y afirman que el Ayuntamiento de Santiago no ha acreditado que las llegase a tener en su posesión.

Los herederos de Franco negaban así el «rocambolesco e increíble relato» del Ayuntamiento de Santiago, según el cual, dicen los nietos del dictador, «Carmen Polo se encaprichó de las esculturas en los actos de la ofrenda al Apóstol del año 1954 y que el señor alcalde, y como si de una caja de bombones se tratase, 'complace' a la esposa del jefe del Estado 'regalándole' las figuras". Concretamente, el Consistorio relata el «interés muy insistente» de Carmen Polo al alcalde, «sugiriéndole de forma inequívoca su deseo de poseerlas».

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