En la Catedral de Oviedo, cientos de personas han dado el último adiós al guardia civil que perdió la vida durante una carrera ciclista, protegiendo a un pelotón de niños. En medio de un inmenso dolor, sus compañeros trasladaban a hombros el féretro hasta la iglesia mientras sonaba el Himno a los Caídos. El agente estaba casado y tenía una hija. -Redacción-
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