Fernando Llopis - El último liberal

Mad Max y la sed que tiene Alicante

«No se pueden tirar millones de litros de agua al mar mientras a escasos kilómetros no se dispone de la misma»

Imagen de una conducción de agua en un cultivo de Elche JUAN CARLOS SOLER

Durante la crisis del petróleo, se apuntaba que éste sería el causante de la tercera guerra mundial. Las energías alternativas y la aparición de nuevos yacimientos cambiaron el rumbo de la historia. Mientras tanto en una saga de películas, Mad Max , se narraba un futuro apocalíptico en el que las guerras se iban a provocar por otro liquido menos oscuro, el agua. En la actualidad, el agua puede convertirse en el motivo de disputas entre autonomías del mismo o diferente signo político y es que la gestión del agua en España tiene visos de convertirse en un insulto a la inteligencia de los alicantinos, murcianos y almerienses. Si ya con el Partido Popular el trato era de tal forma que los regantes pensaban que con los socialistas no podía ser peor, han tardado escasos días en darse cuenta de su error. La nueva ministra socialista de Transición Ecológica no ha disimulado su aversión total a los trasvases. Solo los acuerdos firmados y las recientes lluvias han garantizado que cerca de cuarenta hectómetros puedan llegar para abastecer la población y los regadíos del Sureste. Pero la ministra ya se ha encargado de afirmar que los transvases deben ser algo extraordinario y que hay que incrementar la autosuficiencia de los territorios respecto el agua.

Es curioso recordar que, en los tiempos previos a la guerra civil española, con la tensión inherente a la época, las Cortes no dudaran en aprobar el Plan Nacional de Obras Hidráulicas entre las que se incluía el Trasvase Tajo Segura. En el mismo se hacía referencia a la necesidad de asegurar el abastecimiento de agua a los regadíos de las provincias de Alicante, Murcia y Almería. Me permito extraer unas frases que dijo en su momento el ministro socialista Indalecio Prieto al respecto “Ésta no es obra a realizar en el periodo brevísimo de días, ni de meses; es obra de años, para la cual se necesita la asistencia de quienes hoy gobiernan, de quienes están en la oposición, de quienes sirven al régimen republicano y, oídlo bien, de quienes estén en contra de él, porque quienes por patrocinar el régimen republicano una empresa de esta naturaleza le negaran su asistencia y su auxilio serían, no enemigos del régimen, sino unos miserables traidores a España".

Desgraciadamente el estallido de la guerra bloqueó el proyecto , que fue recuperado e iniciado en la etapa final del franquismo, pero inaugurado en 1979 con la democracia ya felizmente instaurada en España.

Republicanos, franquistas y demócratas de la transición coincidieron en algo que era obvio, no se puede tirar millones de litros de agua al mar mientras a escasos kilómetros no se dispone de la misma.

Imagen de una conducción de agua en un cultivo de Elche JUAN CARLOS SOLER

En esa línea se iniciaron las obras del trasvase del Ebro, que parecían ser el principio de la solución de los problemas de la sequía. Pero en eso llegaron los socialistas con Zapatero y la ministra Narbona a la cabeza y se lo cargaron. Lo sustituyeron por las caras y escasamente ecológicas desaladoras. La vuelta de Rajoy ya no supuso que la idea se retomara y los trasvases desaparecieron de los programas del Partido Popular. Toda situación mala puede empeorar y así sucedió, ya que al poco tiempo no solo se nos negaba el agua del Ebro, sino que la presión de la popular Cospedal primero y del socialista Page después, empezaron a frenar las aguas que venían del Tajo.

En el Sureste español empezamos a cansarnos de que gobierne quien gobierno, se acuerde lo que se acuerde, se nos quiere negar el agua. Además, vienen con las bromitas de que hay que ser autosuficientes. Considero que es necesario unirnos para solicitar lo que es razonable tal como decía Prieto en su tiempo. El cambio climático y la sequía puede ser nuestro verdadero enemigo en el futuro tal como ocurría en la película Mad Max . La otra alternativa para evitar los aspectos negativos de la exclusiva desalación a la que parecen querer condenarnos los socialistas es que el gobierno Sánchez nos contrate a doscientos hechiceros comanches para que realicen todo tipo de danzas de la lluvia, a ver si así logramos ser autosuficientes como nos pide la ministra.

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