Fernando Llopis - El último liberal

ETA y Jesse James

«El último intento de los asesinos etarras es tratar de dejar un legado más allá de su derrota e imposibilidad de conseguir alguno de sus objetivos fijados»

Representantes del PNV, EH Bildu y Podemos, sindicatos y organizaciones sociales, en la declaración institucional de la disolución de ETA, en un municipio francés EFE

ABC

Hace unos pocos años, los restos del conocido pistolero Jesse James volvieron a ser enterrados en el cementerio estadounidense de Kearne . Jesse James fue asesinado por uno de los miembros de su banda hacía más de un siglo, pero sus restos habían sido exhumados tras surgir una polémica sobre su identidad. Obviamente fue noticia en la prensa y los noticiarios televisivos recordaron las andanzas y correrías de un pistolero que formaba parte del pasado, pero que curiosamente en su momento había sido idolatrado por un sector de la población, quizá por su implicación en la guerra civil americana defendiendo la causa sudista.

Además, James fue convertido en una especie de héroe del lejano Oeste en una serie de novelas baratas que se vendían en la otra parte de los Estados Unidos , ávidos de conocer las historias que ocurrían en el otro lado del país. Aquellas novelas lo retrataban como un Robin Hood que robaba a los ricos para dárselo a los pobres. Las novelas tuvieron continuación en el siglo posterior en una serie de películas, algunas de ellas muy buenas, que seguían retratando al pistolero como un hombre bueno que sólo quería vengarse de los malos tratos que había sufrido su familia.

Todo sería muy bonito y romántico sino fuera porque todo era una farsa, ya que no hay ninguna evidencia de que ni Jesse James ni los miembros de su banda repartieran entre nadie el botín de los atracos que realizaban.

Hoy en día, parece que algunos desean recuperar las novelas baratas que retrataban al pistolero Jesse James como un paladín, pero en versión terrorista bueno del siglo XX. Obviamente me estoy refiriendo al último intento de los asesinos etarras de tratar de dejar un legado más allá de su derrota e imposibilidad de conseguir alguno de sus objetivos fijados, a pesar de haber dejado un rastro de sangre y cobardes asesinatos a su paso.

Representantes del PNV, EH Bildu y Podemos, sindicatos y organizaciones sociales, en la declaración institucional de la disolución de ETA, en un municipio francés EFE

Como en la exhumación de los restos de Jesse James, ETA llevaba ya muerta y derrotada ya hace algunos años. La banda de James cayó precisamente cuando un buen día los ciudadanos de un pueblo que los pistoleros querían atracar, en vez de esconderse se unieron para hacerles frente. ETA empezó a caer cuando, tras muchos años de complejos y dudas, se promulgaron leyes para evitar que los partidos políticos de su entorno se pudieran financiar. Hasta entonces la ambigüedad, en ocasiones complicidad, de los partidos nacionalistas había conseguido impedir alguna acción demasiado dura contra el entramado político de los amigos de la banda. No podemos olvidar que incluso los nacionalistas catalanes de Esquerra Republicana llegaron a acordar de forma cobarde con los terroristas, una tregua, pero solamente en Cataluña.

Pero como los ciudadanos de aquel pueblo americano, cuando los españoles decidieron caminar decididamente juntos y sin complejos contra el terror, con la legalidad en la mano y con el inestimable trabajo de las fuerzas de seguridad del Estado, los días de ETA estaban contados. Tampoco podemos olvidar que algún que otro país, que también prefería leer las novelas baratas de terroristas, cambió su forma de ver las cosas cuando el terrorismo también empezó a actuar en su país. Y es que el terrorismo no conoce grados de bondad ni de heroicidad.

Tras casi mil muertos , en el fondo los nacionalistas se han dado cuenta que pueden conseguir más para su tierra con sus diputados en un parlamento nacional en minoría que con los tiros en la nuca y las máscaras.

Jesse James fue vuelto a enterrar anta la presencia de casi medio millar de personas que cantaban himnos sudistas, el entierro de ETA contará con los habituales ambiguos del PNV, los partidos sucesores light de Bildu y Batasuna , y como no, con la aparición especial de Podemos , siempre tan equidistantes con las víctimas del terror.

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