Políticos de vergüenza

Cantaba el gran Freddie Mercury que el show debe continuar. Y, al parecer, nuestros políticos se lo han tomado al pie de la letra, tanto en Valencia como en Madrid. Empezando por la capital, cada vez parece más cercana la posibilidad de unas nuevas elecciones. Serían los cuartos comicios en cuatro años. En números redondos, la broma cuesta unos 180 millones de euros cada vez que los españoles somos llamados a las urnas. Para los que nos hemos criado antes del euros la tontería se traduce en 30.000 millones de pesetas. Casi nada. El desglose marca unos 140 millones de gastos de funcionamiento, más los cerca de cuarenta que se asignan a los partidos en forma de subvenciones electorales. De verdad, ya está bien.

O se reforma la ley electoral o alguien sienta a los principales líderes políticos del país en una mesa para que se pongan de acuerdo como sea pero, como broma, la cosa ya está pasada de vueltas. Se me ocurren algunas cosas que se pueden hacer en materia social con 180 millones de euros, pero para nuestra clase política primero son los cargos y luego los problemas de la gente.

Mientras para hacérselo ver es lo que ocurre en la Comunidad Valenciana. El Consell anuncia un Gobierno con sesenta Direcciones Generales y las ya conocidas veintinueve Secretarías Autonómicas. Rubén Martínez Dalmau riza el rizo. Quiere el podemita que pretende aplicar sanciones a aquellos que tengan pisos vacíos alquilar un palacete, precisamente cuando la Generalitat cuenta con inmuebles sin utilizar.

¿Se sancionará a sí mismo o la multa será solo para los ciudadanos y los «malvados» bancos? Muy coherente el tema. Sume a los más de cien altos cargos del Consell los 99 diputados de las Cortes Valencianas y ponga enfrente a Mercadona , empresa que factura más que el Presupuesto de toda la Generalitat , y que Juan Roig dirige con catorce Direcciones Generales. Resultado, para llorar.

Y mención especial merece el «espectáculo» que PSPV y Compromí s están brindando para llegar a un pacto de gobierno en el Ayuntamiento de Valencia. Un mes y medio después de las elecciones no se han puesto de acuerdo . Por el camino han quedado descalificaciones, acusaciones de traición, desplantes y desacuerdos. El ridículo está siendo de los que hacen época, pero todo sea por «un gobierno progresista» que es el que vela por nuestros derechos y libertades. Lo que estaríamos oyendo si este «bodevil» lo representasen el Partido Popular y Ciudadanos ....