Imagen de la basura esparcida en una calle de Valencia
Imagen de la basura esparcida en una calle de Valencia - ROBER SOLSONA
Suciedad en las ciudades del cambio (III)

El turismo y el botellón desbordan al servicio de limpieza de Valencia

Las empresas encargadas del servicio reclaman a Joan Ribó diez millones más

VALENCIA Actualizado: Guardar
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El auge del turismo registrado en Valencia desde el arranque de la década ha ido acompañado de un descenso de la partida municipal destinada a la limpieza de las calles y la recogida de basuras. En una ciudad con más viandantes (cada año la visitan cerca de 1,9 millones de turistas), el presupuesto municipal destinado a combatir la suciedad ha pasado de los 67, 7 millones de euros consignados en el año 2010 a los 58 millones previstos para el ejercicio actual.

Las primeras cuentas del equipo de gobierno que lidera Joan Ribó (Compromís) con el apoyo del PSPV-PSOE y de València en Comú, arrojaron un incremento superior a los dos millones de euros respecto al presupuesto del año anterior.

Sin embargo, las tres empresas que gestionan la recogida de basura y la limpieza de las calles consideran que la cifra todavía resulta insuficiente para garantizar la correcta prestación del servicio y solicitaron al Ayuntamiento que incrementara el presupuesto en diez millones de euros para recuperar el volumen de inversión de seis años atrás. La reclamación no halló respuesta.

De hecho, la limpieza de las calles y la conservación de los jardines acaparan el cuarenta por ciento de las quejas vecinales que recibe el Consistorio a través de su página web. El Partido Popular acusa al equipo de gobierno de tener la ciudad «más sucia que nunca».

Mientras, la concejal de Medio Ambiente, Pilar Soriano, apela al incremento presupuestario ejecutado en 2016 y sostiene que las quejas por la falta de limpieza en la ciudad disminuyeron un treinta por ciento el pasado mes de julio ( último dato oficial).

La edil del grupo popular María Ángels Ramón-Llin argumenta, por contra, que en los informes aprobados de manera reiterada en las comisiones informativas sobre reclamaciones «queda constatado que la primera causa de los quejas y malestar de los valencianos, por la afección que tiene en su día a día, está relacionada con la suciedad en que se encuentran las calles, plazas y jardines de la ciudad».

El impacto del turismo

Valencia dispone de una población de 786.000 habitantes, de acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), a los que hay que sumar los ciudadanos del área metropolitana que trabajan en la capital. Además, la ciudad recibió el pasado año 1,8 millones de viajeros, lo que supuso un incremento del ocho por ciento, que no se vio reflejado en un aumento de las partidas destinadas a limpieza en una urbe que acumula 660.000 toneladas de basuras al año.

Aunque algunas zonas turísticas de Valencia (como el casco histórico o el entorno de la Ciudad de las Artes y las Ciencias) mantienen un nivel de limpieza aceptable, los principales problemas se concentran en puntos de la periferia.

Es el caso del barrio de El Cabanyal. Una de las primeras decisiones de Joan Ribó tras lograr la vara de mando fue paralizar el plan urbanístico aprobado por el anterior gobierno y ordenar una plan de choque de limpieza que no ha dado sus frutos. Algunas calles del distrito declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) resultan intransitables por la acumulación de basuras y enseres en la vía pública.

La empresa concesionaria del servicio de limpieza en la zona reclamó once millones de euros para este año, mientras que finalmente se aprobó un gasto de 9,9 millones.

A orillas del Mediterráneo la basura también se acumula en el paseo marítimo cada fin de semana por los restos del botellón que dejan convertido uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad en un estercolero.

Mientras, algunos barrios en los que ha proliferado la actividad hostelera como el de Ruzafa sufren los efectos de la falta de limpieza. La asociación Russafa Descansa ha denunciado el rápido deterioro de las renovadas aceras, chaflanes y plazas debido a la acumulación de basura existente junto los contendores.

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