Toni Subiela - Tribuna libre

Sobre la libertad

«Esta semana debemos estar junto a quienes más nos necesitan en estos momentos, las víctimas de terrorismo»

Pintadas proetarras en Hernani AFP

Esta semana debemos estar junto a quienes más nos necesitan en estos momentos, las víctimas de terrorismo , los familiares de la gente asesinada por la exclusión y el odio. Madres, padres y hermanas, parejas que perdieron su otra mitad de una manera atroz, inhumana y a quienes ya nada se la podrá devolver.

Como siempre pero ahora más que nunca, tienen que sentirnos cerca de ellos, escuchar nuestra voz por encima de la de los etarras que les robaron su inocencia, su futuro, y en definitiva sus vidas.

Es intolerable que los terroristas distingan entre víctimas causales y casuales, cada herido y cada muerto, independientemente de su ocupación, afiliación o procedencia, fueron heroicos mártires que nos dejaron un legado de valor en el recuerdo para que lo transmitamos de generación en generación.

Tenemos en nuestro haber la obligación moral de no permitir que se borre la memoria de la verdad, que es la cobardía de unos y la entereza de los demás, ni reescriban la historia con el color rojo de sus asesinatos. Tampoco debemos dejar que los autores de estos crímenes ocupen un papel protagonista que desmerecen, como tampoco aceptaremos su impunidad ni sus bochornosas intenciones de tapar las atrocidades cometidas.

Han sido la labor de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado , la firmeza de la justicia y el clamor de una sociedad que descubrió su fuerza, las que han derrotado esta barbarie. Es la democracia que nos dimos los unos a los otros la que nos ha brindado y continúa dándonos la oportunidad de hacer frente a todo aquello que quiere desunirnos, ayer, hoy y mañana.

No permitiremos, ni mucho menos apoyaremos, una concesión por su derrota . Si hemos llegado hasta aquí ha sido por la entereza del Estado de Derecho, por todas las personas que salieron del silencio para llenar las calles y desenmascarar sin tabús lo que parecía innombrable. Por quienes no dudaron en defender la memoria, dignidad y justicia de las víctimas de esta banda terrorista formada por seres inhumanos.

Quedan muchos crímenes por esclarecer, 358 para ser exactos, trescientas cincuenta y ocho personas con nombres y apellidos que fueron condenadas a muerte por pensar y expresarse en libertad. Y es la libertad precisamente, la que coartó este grupo de gente desalmada, que creó un clima de terror asfixiante y miedo a convertirse en una consecuencia más de su sinrazón.

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