Gastronomía

La paella, camino de Patrimonio de la Humanidad

Valencia inicia los trámites para sumar el plato a la lista de recetas protegidas por la Unesco

Imagen de la elaboración de una paella en la Plaza del Ayuntamiento de Valencia MIKEL PONCE
Alberto Caparrós

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Arroz, pollo, conejo, judías verdes (bajoqueta), garrofón, ajos y tomate. Tras haber logrado un día mundial y un emoji en Whatsapp , la receta de la paella valenciana aspira ahora a convertirse en Patrimonio de la Humanidad .

El plato más célebres de la gastronomía española ha comenzado el camino para formar parte de la lista de la Unesco junto a la comida mexicana al estilo de Michoacán, el kimchi de Corea del Norte, el pan de jengibre croata o el washoku japonés.

La tarea no resultará sencilla, pero el pleno del Ayuntamiento de Valencia ha puesto la primera piedra con la aprobación de una declaración institucional que defiende la paella como «una de las marcas mundiales más prestigiosas».

En su carta de presentación ante la Unesco para postular al plato como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad , el Ayuntamiento sostiene que «la paella es el epicentro de la tradición gastronómica de Valencia y su provincia, además de un elemento vertebrador de la gastronomía de la Comunitat Valenciana».

Los promotores de la iniciativa consideran que la paella encaja en los parámetros que contempla la Unesco para proteger la elaboración de recetas. La paella conjuga tradición y modernidad , al tiempo que ejerce un papel de vertebración social.

Así, el texto aprobado por el Ayuntamiento sostiene que ««la paella está unida a tradiciones festivas en su territorio [las Fallas, distinguidas por la Unesco, son un ejemplo] en donde se unen múltiples disciplinas y actividades, desde las culinarias a las culturales, económicas, de ocio, medioambientales, de artesanía etc., siendo un elemento integrador de la sociedad por la participación de todos, mujeres y hombres, niños y ancianos, teniendo, además, una proyección internacional indudable».

La Unesco ya declaró a la dieta mediterránea como Patrimonio de la Humanida. Un asidero al que se agarra la paella para defender que ««reivindica los valores de la hospitalidad, la buena vecindad, el diálogo intercultural, la creatividad y el respeto por nuestras tradiciones».

La declaración que defiende la candidatura de la paella reinvidica su «práctica, el ritual, la costumbre para la elaboración y el arte para su preparación» como elementos que le hacen acreedora a una distinción de la que ya gozan también el café turco, el lavash de Armenia , el lentisco de la isla griega de Chios o la comida gastronómica de Francia. El primer paso de un largo camino para sumar la paella al distinguido menú de la Unesco ya está dado.

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