Alicante
Jóvenes exploradores solidarios en Uganda
Un dron extraviado en las cataratas, dormir escuchando hipopótamos y otras experiencias emotivas de los hermanos Gorka y Edurne con la expedición «España Rumbo al sur»
Cuando un partido de fútbol se convierte en un «acontecimiento» emotivo junto a unos jóvenes que han tenido pocas oportunidades de jugar así en su vida, o se extravía un dron en unas cataratas, o el camión en el que viajas en plena naturaleza salvaje africana se queda atascado en el barro, sin duda estás viviendo una experiencia irrepetible. Así lo sienten y resumen sus sensaciones desde una de las familias participantes en la expedición «España Rumbo al sur »
En esta ocasión, han viajado a Uganda y han convivido con refugiados en un campo organizado por Acnur. «Les hacen escribir un cuaderno de viaje de sensaciones y vuelven como niños pero con un enriquecimiento personal», relata Itziar González, madre de Edurne y Gorka Lancha.
«Estamos muy emocionados como padres, hemos visto a Edurne abrazada a un niño en una foto y ya dice que va a volver el año que viene... al final querrá ser misionera », comenta orgullosa Itziar, que comparte esta satisfacción con su marido, Patxi, por la aportación de esta iniciativa para sus hijos.
«La gente que viene a Rumbo al sur deja su comodidad, el querer venir a África y estar todo el año trabajando para esto ya es un primer paso. Y no vienen a hacer turismo, vienen a dormir en el suelo, a ver, a aprender, a aprovechar la experiencia, a ayudar, son gente que está hecha de otra pasta y que merece la pena y tras esta experiencia enriquecedora a tantos niveles mucho más», señala el director de la expedición, Telmo Aldaz de la Quadra-Salcedo, en la web de esta iniciativa, dentro de la sección del cronista oficial, Serafín de Pigafetta.
Les interesa también tener visibilidad en los medios de comunicación para así conseguir patrocinadores en el futuro para este proyecto conjunto en otras zonas del mundo. El año pasado, por ejemplo, Rumbo al sur trabajó en Marruecos.
Esta última edición que concluyó hace unos días ha contado con la participación de un centenar de chavales, bastantes de Madrid, de Cataluña, un sobrino del exministro Íñigo mendez de vigo, que se llama igual que él. El regreso ha tenido el sabor agridulce de la alegría por las vivencias compartidas con seres a quienes ha hecho tanto bien su compañía y la nostalgia porque el periplo se ha terminado.
«Para mí la parte más atractiva del viaje es la riqueza natural que hemos contemplado. Paisajes, puestas de sol impresionantes, animales grandiosos vistos muy de cerca, cataratas, selva y mil entornos indescriptibles que llegaron a su cumbre la noche que dormimos a orillas del Nilo, con luna completa, escuchando hipopótamos y todo tipo de animales salvajes», narra Borja Chávarri, monitor de campamento. «También pudimos disfrutar del eclipse lunar de sangre en su máxima expresión y, como siempre, de Uganda caminando», añade.
