Necrológica

Muere Carmen Alborch, mujer pionera

La exministra fue una avanzada a su tiempo en la política, la docencia y la cultura

Imagen de Carmen Alborch tomada el pasado 9 de octubre ROBER SOLSONA
Alberto Caparrós

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Carmen Alborch Bataller murió en su casa de Valencia este miércoles siete días antes de cumplir los 71 años y solo dos semanas después de su última aparición en público. La ceremonia de entrega de la Alta Distinción de la Generalitat se convirtió en el homenaje a una prolífica trayectoria en la política, la docencia y la cultura. Tres ámbitos en los que Alborch fue pionera en romper «techos de cristal». Como decana de la Facultad de Derecho de Valencia, como directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) y como ministra de Cultura. Sin perder la sonrisa hasta el final, Alborch aprovechó su último discurso , el pasado 9 de octubre, para realizar un alegato a favor del feminismo. Una causa a la que se entregó y por la que será recordada siempre. Ante el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, propuso que se iniciaran los trámites para declarar al feminismo Patrimonio de la Humanidad.

Las secuelas de la cruel enfermedad que se la ha llevado ya resultaban patentes. Pero Alborch continuaba transmitiendo la vitalidad que le había llevado a superar retos a lo largo de su vida.

Su fallecimiento ha suscitado múltiples muestras de condolencia desde todos los estamentos sociales y políticos , incluidos los Reyes de España .

Natural de la localidad de Castelló de Rugat , Alborch fue la mayor de cinco hermanos. En 1973 logró el doctorado cum laude en Derecho. En unos años en los que no resultaba fácil para las mujeres acceder a los cargos de responsabilidad, fue elegida decana de la Facultad. Apenas contaba con 37 años . Más allá de su faceta profesional como profesora de Mercantil, Alborch dedicó su vida a la lucha por la igualdad de las mujeres, a defender la causa feminisita, que descubrió cuando una compañera le prestó «El segundo sexo», de Simone de Beauvoir , y a la cultura.

Su pasión por el arte le llevó a abandonar el Decanato y pasar a la política de la mano de Ciprià Ciscar en 1987, cuando todavía no poseía el carnet del PSOE. Un partido al que se afilió en el año 2000 al que se mantuvo fiel y que este miércoles lloraba su muerte. Tras su paso por la dirección general de Cultura de la Generalitat Valenciana y el IVAM (que la recordará dando su nombre al auditorio del museo), Alborch dio en 1993 el salto a la política nacional cuando le llamó Felipe González para que asumiera la cartera de Cultura. Se convertía así en la primera ministra valenciana de la historia.

Imagen de Carmen Alborch y Felipe González tomada en febreto de 2004 EFE

Tras el cambio de Gobierno, Alborch pasó al parlamentarismo y a cultivar su faceta de escritora con una temática que giraba sobre el universo femenino en la que llegó a publicar cinco títulos. En el último, editado en 2014, se centró en «Los placeres de la edad» .

Para entonces ya andaba de retirada de la vida política, que abandonó en enero de 2016. Su último destino había sido el Senado, donde coincidió durante seis meses con Rita Barberá . Ambas eran viejas conocidas. En las elecciones municipales de 2007 el PSPV-PSOE optó por Alborch como candidata a la Alcaldía de Valencia ante la entonces imbatible líder del Partido Popular. La socialista perdió los comicios pero asumió la derrota con talante y llegó a ejercer de portavoz de la oposición durante los cuatro años de la legislatura, tras lo que regresó a Madrid.

Pero Alborch fue profeta en su tierra, que le brindó la oportunidad hace ahora dos semanas, de despedirse con un mensaje que hoy suena a epitafio: «Mi meta es construir y luchar por un mundo mejor hasta el último suspiro» . Y así fue.

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