Ángel González Abad - Los martes, toros

El toro, la excusa política

La instrumentalización política de la tauromaquia quedó demostrada por la prohibición de las corridas de toros frente al blindaje de los «correbous»

Quedan muchas sombras sobre el juego político que llevó a la prohibición de las corridas de toros en Cataluña, y más si lo incardinamos con la situación actual. La principal puede que sea la utilización de la Fiesta como arma arrojadiza dentro de una lucha identitaria en la que los toros eran la excusa para separar a Cataluña del resto de España. Pocas dudas sobre la instrumentalización política de la tauromaquia, que quedó demostrada por la prohibición de las corridas de toros frente al blindaje de los «correbous», todo el mismo día en el Parlament.

Y ahondando en todo esto, acabo de leer un estudio publicado por la Universidad Complutense de Madrid titulado «Tratamiento periodístico de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña», en el que las profesoras Noa Carballo, de la Universidad Pontificia de Salamanca, y Aurora García, de la Universidad de Vigo, hacen un minucioso análisis sobre nueve cabeceras nacionales, catalanas y salmantinas durante los meses de julio y agosto de 2010.

Una primera conclusión es que los diarios nacionales se mostraron claramente en contra de la prohibición, y que los catalanes, pese a posicionarse en buen número de lo publicado a favor, nunca lo fueron por una mayoría aplastante de sus artículos. Sin embargo, las noticias y opiniones publicadas en contra o con carácter neutral sí superaban con amplitud el cincuenta por ciento del total.

Pero lo que demuestra la naturaleza política de la abolición, lejos del envoltorio de la defensa de los animales que se le quiso dar, es que el maltrato animal o los derechos de los animales apenas aparecen en los casi seiscientos ejemplares analizados. La política, el nacionalismo y la libertad, fueron los encuadres en los que el estudio clasifica la mayor parte de todo lo publicado, tanto a nivel nacional, como en el ámbito exclusivamente catalán.

Esto demuestra que hasta en los días en los que el debate sobre la prohibición alcanzó su punto culminante, todo se redujo a ese juego político que intentó acabar con una tradición, de la que, afortunadamente, todavía quedan ardientes rescoldos.

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