El PP pone a la venta su sede en Barcelona por 2 millones de euros

Otras formaciones catalanas como el PSC o la antigua Convergència también se han desprendido de sus antiguas oficinas

El líder de los populares catalanes en la sede de la formación EFE

M.V.

Los modestos resultados que el PP catalán obtuvo en las elecciones del 21-D han obligado a la formación de Xavier García Albiol a reducir sus gastos y a desprenderse de parte de su patrimonio. Así las cosas, los populares siguen buscando un comprador para su sede principal en Barcelona dispuesto a pagar los casi dos millones de euros que piden por ella.

El cuartel general de los populares catalanes lleva meses a la venta, de hecho, el anuncio que la formación tiene colgado en algunos portales inmobiliarios de la ciudad condal data de otoño, pero la venta llevaría cocinándose desde antes.

El PP pide 1.967.00 euros por su sede, situada en la calle Urgell de la capital catalana, en un buen barrio de despachos y oficinas. Según el anuncio, las oficinas de los populares tienen poco más de 1.000 metros cuadrados distribuidos en una planta y un sótano, donde se celebran las ruedas de prensa. Asimismo, el anuncio de venta del local detalla que este cuenta con un «patio inglés» en la planta sótano que permite la entrada de luz natural.

Imagen del local en venta ABC

En los últimos comicios autonómicos los de García Albiol perdieron siete diputados, además al quedarse con solo cuatro escaños perdieron el grupo propio en el Parlamento de Cataluña , hecho que supone un importante recorte de las ayudas que recibe la formación para sufragar su funcionamiento.

El PP no es el único partido que se ha desprendido de sus posesione sus posesiones inmobiliarias. Uno de los cambios más sonados fue la venta de la mítica sede del PSC en la calle Nicaragua de Barcelona . En los momentos más gloriosos del partido de Miquel Iceta ese lugar era el punto de encuentro de los diputados, militantes y alcaldes socialistas , pero con la pérdida de representación en favor de formaciones como Ciudadanos empezó a «quedarse grande».

Por su parte, la antigua Convergència también puso a la venta su sede, como también hicieron sus antiguos socios de Unió Democràtica, que tras la quiebra económica y la perdida de representación institucional se vieron obligados a desprenderse de todos sus locales y sedes.

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