Las lecciones de 1977

Suárez Illana reflexiona sobre la decisión de restituir la Generalitat y la tergiversación que se ha hecho de ese momento

Adolfo Suárez y Josep Tarradellas en 1977 y Josep Bou con Suárez Illana recientemente en Barcelona EFE y PEP DALMAU

Àlex Gubern

Casi se ha convertido en un lugar común del discurso soberanista. Con políticos como Adolfo Suárez no habríamos llegado hasta aquí, se viene a decir. Se añade : falta audacia para adoptar soluciones que vayan más allá del marco legal , esto es, que superen el marco de la Constitución y den satisfacción al independentismo. La tesis es simple: los políticos actuales no tienen ni la valentía ni el arrojo que tuvo quien fuese presidente del Gobierno de España entre 1976 y 1981 para encauzar, por la vía de la restitución de la Generalitat y el retorno del president Josep Tarradellas, lo que entonces se calificaba de «hecho catalán» , uno de los asuntos que más tensó la Transición. De manera previa a la aprobación de la Constitución (1978) y del Estatuto (1979), Suárez devolvía a Cataluña la Generalitat y encauzaba, desde el pacto y el consenso, las ansias de autonomía de la sociedad.

En una soleada tarde de invierno la pasada semana, en la misma plaza Sant Jaume de Barcelona donde Tarradellas proclamó el célebre: «Ja sóc aquí» (23 de octubre de 1977), Adolfo Suárez Illana, hijo del evocado presidente, reflexiona en un encuentro con ABC junto al candidato del PP a la alcaldía de Barcelona, Josep Bou, sobre la significación de ese momento crucial, y también de su utilización torcida por parte del independentismo.

Al día siguiente de que Tarradellas fuese aclamado por una multitud, ya en el salón Sant Jordi de Palau el 24 de octubre de 1977, tomaba posesión de su cargo de presidente de la Generalitat en presencia de un Adolfo Suárez que glosó la trascendencia de lo que sucedía: «Por primera vez desde hace siglos el hecho catalán se aborda desde el Gobierno de la Monarquía y desde Cataluña sin pasiones, sin enfrentamientos, sin violencias, sin plantear a priori hechos consumados ni acciones de fuerza». Entonces, el recuerdo de tantos momentos dramáticos: mayo de 1934, la Guerra Civil ...

En 1977, una Generalitat que en 1939 fue suprimida siendo republicana renacía en el marco de la Monarquía constitucional. Pasadas más de cuatro décadas, en esta misma semana en la que el aeropuerto de Barcelona ha sido rebautizado de manera oficial como aeropuerto Josep Tarradellas, Suárez Illana rebate los argumentos de quienes reinterpretan a su interés el gesto político de su padre para exigir una solución al procés fuera de la Constitución . «El argumento de que Adolfo Suárez se saltó la ley para restituir a Tarradellas y la Generalitat lo han manoseado y malinterpretado permanentemente los independentistas, los enemigos de España y quienes buscan el odio», apunta. «Que quienes pretenden eso busquen refugio en el hombre de la concordia andan muy equivocados. Si algo hizo Adolfo Suárez fue transitar de la ley a la ley, y nos llevó de una dictadura a una democracia sin quebrantar una sola de las leyes de la dictadura . Es curioso que le citen quienes pretenden hacer todo lo contrario. En un país plenamente democrático, quieren saltarse las leyes para llevarnos a una ensoñación que la mayoría no comparte», apunta Illana. «Si en su momento no se rompieron las leyes de la dictadura para llegar a la democracia, que no reclamen ahora romper las leyes de la democracia para llegar a no se dabe dónde», añade.

«Lo difícil fueron esos años»

En el recuerdo, las palabras del entonces presidente Suárez en 1977 dando sentido a aquella decisión histórica: «Antes de llegar a la Constitución hemos querido dar respuesta a los deseos de Cataluña. Y al hacerlo no prejuzgamos más que la realidad de su existencia y de sus factores diferenciales». Respondía Suárez al discurso que minutos antes había pronunciado Tarradellas , un discurso de afirmación de la recuperación del autogobierno desde la lealtad a España. Suárez contestó alabando el «pactismo» de los catalanes. «El restablecimiento de la Generalitat indica que las soluciones razonables existen, y que si un día prometí gobernar desde el diálogo, hoy puedo proclamar que el acto al que hoy asistimos es el resultado de un ejercicio de diálogo y de pacto». Dirigiéndose a Tarradellas, glosó el espíritu de la época: «Su retorno es todo un símbolo de reconciliación» .

En esta Barcelona del procés, o del post-procés, Suárez Illana lamenta cómo el independentismo ha quebrado con todo lo que empezó a construirse en parte aquel domingo de hace 42 años, aún confiando en una reconciliación como la que se produjo entonces: «Mi padre me dio el mejor consejo que me han dado nunca: nada está definitivamente ganado, y nada está definitamente perdido, todo depende de nosotros y de nuestro esfuerzo. Hemos visto Cataluña sublevada, enfrentada, en manos de los anarquistas , y la hemos visto en tiempos gloriosos, de crecimiento, como en 1992. Me quedo con esa imagen de España hecha una piña en torno a Barcelona. Depende de nosotros, y lo vamos a hacer».

A su lado, Josep Bou , que en su carrera hacia la alcaldía de Barcelona reivindica ese espíritu: «Suárez y Tarradellas supieron hablar, entenderse. En estos momentos agrios, de acritud, de enfrentamiento, los echamos de menos. Lo difícil de verdad fue lo que se hizo en aquellos años».

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