Ada Colau, como nueva líder de la izquierda, haciendo campaña en Galicia para En Marea
Ada Colau, como nueva líder de la izquierda, haciendo campaña en Galicia para En Marea - EFE

La debilidad de ICV y Podem aúpa a Colau como líder populista

Las peleas entre sus socios refuerzan a la alcadesa en su asalto a la Generalitat

Barcelona Actualizado: Guardar
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Durante estas últimas semanas, los integrantes del grupo de Catalunya Sí que es Pot en el Parlamento catalán están protagonizando un agrio enfrentamiento. Las quejas de Podem por lo que considera falta de visibilidad frente a sus socios de ICV –aderezado con una palpable falta de química en lo personal– han destapado las dificultades con las que se topará Ada Colau para armar el nuevo partido-confluencia de ámbito autonómico con el que pretende conquistar la Generalitat.

Las peleas entre Joan Coscubiela (ICV) y Albano Dante Fachín –recién elegido líder de Podemos en Cataluña– auguran una convergencia difícil, aunque por contraste, y llevando la voz cantante, vuelven a situar a Colau no ya como figura emergente, sino como lideresa indiscutible de la nueva izquierda.

Más allá de su controvertida gestión en Barcelona, más allá del ego que le cuestionan sus críticos, Colau ordena y manda, y coloca al partido en ciernes en el terreno que ella escoge, también por lo que respecta a su vocación soberanista. Nadie le tose.

Siglas en la puerta

Sus futuros aliados, ICV y Podem, se revuelven contra esto, aunque también asumen que sin la proyección de Colau, ni por asomo podrían aspirar a hacerse con la Generalitat, del mismo modo que ahora gobiernan en el Ayuntamiento de Barcelona. El caso de ICV es dramático: heredero del histórico PSUC, muleta del PSC durante los tripartitos en la Generalitat y el Consistorio, ha conseguido superar una etapa inane colgándose del brazo de Colau. El precio a pagar –importante para los nostálgicos «suqueros», asumible para los más pragmáticos–, renunciar a las siglas en favor del partido naciente, «colauista» en esencia.

La alcaldesa dejó claro ayer en una entrevista en TV3 que a nadie exigirá que renuncie a su pasado, pero que las siglas de cada partido que participe en la nueva confluencia deberán quedar colgadas en la entrada. Cuando fue preguntada al respecto, apuntó que de lo que se trata no es de retener siglas sino de "conservar sus referencias".

Respecto a quién debe liderar el partido naciente, Colau, en una afirmación que en Cataluña se acoge con escepticismo, aseguró que ella «acompañará» al movimiento, pero que no quiere ser la candidata. Lo que sí dejó claro es que el movimiento que ella «acompañará» será inequivocamente soberanista, es decir, partidaria del «derecho a decidir» sobre la base, dijo, de un referéndum «con garantías» y «vinculante». Pese a ello, añadía, «es ofensivo para mucha gente decir que España es irreformable», en un nuevo intento ahora de marcar distancias con quienes generan «frustración» asegurando que la secesión es mañana.

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