Entrevista a Alberto Valle, escritor

«Amo y odio Barcelona con la misma intensidad»

El autor ahonda en el «noir» barcelonés con «Soy la venganza de un hombre muerto», galardonada con el Premio de Narrativa Ciutat de Vila-Real

El escritor Alberto Valle en Barcelona INÉS BAUCELLS

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Mucho se ha escrito sobre el auge de la novela negra barcelonesa, un género literario por sí mismo. Alberto Valle (Barcelona, 1977) se suma a la fecunda lista de autores que lo han cultivado. Soy la venganza de un hombre muerto (Alrevés) – Premio de Narrativa Ciutat de Vila-Real 2018 – es su última aportación, un salto de escala para este narrador cuya voz, bajo el seudónimo de Pascual Ulpiano, ya sorprendió con la serie Palop, zambullida en el pulp noir que ya va por su cuarta entrega.

Ahora, con La venganza de un hombre muerto , Valle ya es Valle para seguir los pasos de Guillermo Arganda, inspector de de la Brigada de Investigación Criminal a través de un arco narrativo por cuatro momentos de la historia reciente barcelonesa (1952, 1968, 1981 y 1991).

–Barcelona prácticamente como un personaje de novela.

–Me interesa mucho la historia de mi ciudad. Desde la Rosa de Foc hasta las pintadas del PGB sobre los carteles de «Posa’t Guapa». Imagino que se trata de una forma de relacionarme con una ciudad que, como buen barcelonés, amo y odio con la misma intensidad.

–Las memorias del comisario Gil Llamas son determinantes en su novela.

–Sin duda, uno de los detonantes fue la lectura de los libros de Tomás Gil Llamas, jefe de la Brigada de Investigación Criminal barcelonesa en los primeros años 50. Quien los haya leído, sin duda reconocerá personajes, lugares y atmósferas en Soy la Venganza de un Hombre Muerto .

–¿Cómo analiza el auge de la novela negra barcelonesa?

–Barcelona tiene un sustrato que la convierte en una de las grandes capitales mundiales de novela negra. Autores clásicos como Vázquez Montalbán, González Ledesma, Andreu Martín, Víctor del Árbol o Carlos Zanón (podríamos decir que nuestro nuevo clásico), se juntan con firmas nuevas que le pegan al asunto c on contundencia, como Antonio Padilla, Jordi Ledesma o Graziella Moreno o emergentes como Miguel Ángel Comín. Al margen, no se puede hablar de novela negra, ni en Barcelona, ni en Cataluña, ni en España, sin mentar a Paco Camarasa y el increíble aporte que él y su mujer, Lola, hicieron con el BCNegra y la desaparecida Negra y Criminal.

–Más allá de los clásicos, su Palop no deja de ser un homenaje a autores menos conocidos, más populares en el sentido amplio.

–Sin duda, hay que reivindicar a los nombres de la literatura POPular que escribieron, bajo diversos pseudónimos, millares de títulos que, cada semana, millones de personas, de todas las condiciones y sexos, de todos los barrios y oficios, devoraban en su tiempo libre. Denostados por gilipollas de distinta ralea, ahí están nombres como Frank Caudett, Curtis Garland, Lem Ryan, Adolf Quibus, Lou Carrigan, Ralph Barby… sin los que, estoy convencido, nada hubiera sido lo mismo. Y ahí está esa nueva remesa de escritores pulp como Jerry Weir, Samuel Shot, Juan Carlos Fernández, Julián Sánchez Caramazana o Iván Guevara, manteniendo viva y calentita aquella llama.

–¿Qué tiene de Palop y de «pulp» Soy la venganza de un hombre muerto?

–Más allá de una mayor o menor extensión o una mayor ambición en lo que escribo, no me aparto de la misión fundamental, que es la de contar historias que entretengan, diviertan y, en algún que otro momento, turben al lector. Hago literatura de asunto y, si bien no se puede considerar Soy la Venganza de un Hombre Muerto un libro pulp, sí guarda unas mismas coordenadas respecto a la serie Palop.

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