«La conquista de Sicilia fue el preludio del Imperio español»

Jorge Molist publica «Canción de sangre y oro»

Jorge Molist JUAN FLORES

SERGI DORIA

Después de cinco años, entre «Las vísperas sicilianas» de Runciman y las crónicas de Desclot y Muntaner, Jorge Molist reivindica a Pedro III el Grande , el rey que propició la hegemonía española en el Mediterráneo. En «Canción de sangre y oro» ( premio de novela Fernando Lara ) resuena la voz de Constanza de Hohenstaufen, hija del regente de Sicilia: el 13 de junio de 1262 se casa con el infante don Pedro de Aragón.

Ella solo tiene 13 años y él 22. A pesar de la diferencia de edad, habitual en las alianzas regias de la época, ambos comparten el gusto por la música y la poesía occitana .

La ocupación de Sicilia por Carlos de Anjou y la ejecución del heredero Conradino motivará la «vendetta» contra el usurpador : la reina Elisabetta arroja su guante en una simbólica demanda de venganza. Estamos en plenas «vísperas sicilianas», con Pedro de Aragón como cruel ejecutor.

Pese a la « catalanización » de la historiografía romántica del XIX, Molist destaca que a Sicilia no solo fueron catalanes y aragoneses: «Había valencianos, murcianos e incluso sarracenos»; Pedro III fue un auténtico líder: «Su cultura de trovador le permitió manejar la propaganda de sus empresas bélicas y urdir toda suerte de engaños».

En el siglo XIII el sistema feudal se resquebraja: la burguesía domina los burgos y los reyes someten a la díscola nobleza. En esa fractura del poder tradicional aparecen los almogávares: «Son duros, feroces, unos guerreros hábiles y valientes. Tenían su propio código de honor , que no tiene nada que ver con el nuestro… Pedro los comparaba por su fiereza con los buitres, osos, lobos y águilas», explica Molist. Esa tropa heterogénea y mercenaria, que el nacionalismo histórico también «catalanizó», se conocía también como «golfines»: andaluces y extremeños de la España profunda.

Pedro III conjugaba la violencia de la batalla con la sensibilidad de la poesía, apunta el autor. Pese a tener diversas amantes, nunca relevó a Constanza de su papel de «dama» en el amor cortés. El título de la novela aúna la «canción» trovadoresca con la sangre y oro de la enseña aragonesa . «La conquista de Sicilia fue el preludio del Imperio Español», concluye Molist.

«La conquista de Sicilia fue el preludio del Imperio español»

Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia