«Torso del verano», escultura de Maillol que puede verse junto al MNAC
«Torso del verano», escultura de Maillol que puede verse junto al MNAC - INÉS BAUCELLS

Maillol también es nombre de fútbol

La avenida del escultor, junto al Camp Nou, sustituyó a la «División Azul» en el callejero

BARCELONA Actualizado: Guardar
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La petición del FC Barcelona de cambiar el nombre de la Avenida Arístides Maillol, junto al Camp Nou, por la de Johan Cruyff, ha atizado el debate sobre el nomenclátor del callejero barcelonés. El Ayuntamiento no lo ve claro, los vecinos tampoco, la biznieta del escultor está sobrecogida. Hasta aficionados del Espanyol lo ven como un trato de favor. Veremos.

La conexión de Maillol con Barcelona no tiene que ver con la presencia del artista en la ciudad. Atiende al reconocimiento de la obra e influencia de este hombre nacido en Banyuls-sur-Mer, formado en París y fallecido en 1944. Fue el escultor más destacado de Francia junto a Auguste Rodin. Su obra, dedicada casi en exclusiva al desnudo femenino, marcó el fin del clasicismo y el inicio de las vanguardias.

Nacido en el sur de Francia, su vinculación con la cultura catalana era alta. «Parlava català, anava amb espardenyes, duia faixa i barretina i ballava sardanes; a més considerava Catalunya com la seva veritable pàtria». Así lo recoge el catálogo de la exposición «Fascinació per Grècia», que pudo verse en Girona hace unos años. Maillol fue maestro de Josep Clarà y amigo de Manolo Hugué, Joaquim Sunyer, Josep de Togores y Màrius Vives. Con estos antecedentes, ¿cómo negarle una calle?

Aristide Bonaventure Jean Maillol entró en el callejero barcelonés el 20 de diciembre de 1979, en la primera oleada de cambios de denominaciones de los ayuntamientos democráticos. Sustituyó a un vial que desde 1966 tomaba el nombre de «División Azul». El cambio de denominación ya tuvo un mal inicio, no por el bautizo demócrata de una calle franquista, sino porque en el tránsito se decidió cambiar el nombre de pila del escultor, que en realidad se llama Aristide, por el de Arístides. El matiz no es desdeñable. Sería como si ahora le quitaran la hache al nombre del genial futbolista holandés. ¿Admitiríamos un Joan Cruyff?

Barcelona también supo apreciar a Aristide Maillol en 1992, cuando el Ayuntamiento ubicó la escultura «Tors de l’Estiu» en el exterior del Museu Nacional d’Art de Catalunya. Fue una donación de un centenar de empresas catalanas con motivo de los Juegos Olímpicos. La obra está pésimamente colocada en una rampa lateral que conecta el aparcamiento con la escalinata del museo. Nada que ver con el privilegiado emplazamiento de las esculturas de Maillol en el Jardin des Tuileries de París. Por no decir las que hay repartidas por Nueva York, Sidney y diversas ciudades de Europa. No fue hasta 1979, treinta y cinco años después de su muerte, cuando la capital catalana acogió la primera exposición antológica de su obra. Fue en el Palau Macaya. La segunda muestra tuvo lugar en 2009 en la Pedrera. En esa ocasión se instaló la monumental escultura «El riu» en el Paseo de Gracia. Allí cualquiera podría tocarla, como era voluntad del autor en todas sus obras.

La tercera exposición se inauguró a principios de 2015 en el Museu Marés. Entonces pudo contemplarse una de sus creaciones más significativas: «la Mediterrània». La escultura quedaba deslucida al situarse debajo de un porche y con poca luz, desaprovechándose el magnífico jardín que tiene la institución. La pieza, además, fue rodeada por una cinta roja que impedía acercarse, en contra del criterio del escultor.

Existe una última relación de Maillol con Barcelona. En el distrito de Les Corts hay una instalación deportiva del Ayuntamiento que se llama Centre Esportiu Municipal Arístides Maillol. Dentro hay un campo de fútbol con el nombre del escultor.

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