Francisco Oya - Tribuna abierta

El sindicalismo separatista logra la hegemonía

«Desde que el Estado cedió las competencias de educación, el separatismo la convirtió en su principal caballo de batalla»

Francisco Oya

Las elecciones sindicales del pasado 12 de marzo en la enseñanza pública catalana han dejado un escenario realmente desolador para los defensores de la Constitución y el Estado de Derecho. El vencedor ha sido Ustec-STES, un sindicato abiertamente separatista. Ha obtenido 162 delegados de un total de 364, cerca de la mitad. Un gran resultado ha obtenido también la Intersindical-CSC, liderada por el asesino terrorista Carles Sastre, fundador de Terra Lliure: 47 delegados. Ambos grupos suman una mayoría nacionalsindicalista (57,41 por ciento), cuya irrupción ha sido apoyada descaradamente por el departamento de Educación, que cumple varios objetivos: 1) Apuntalar el control separatista de la Educación; 2) Introducir la variación moderado/radical, que tanto juego da políticamente; 3) Enviar un mensaje inequívoco a los profesores constitucionalistas, en línea con el secuestro y atentado al profesor Jiménez Losantos en 1981, precisamente por Terra Lliure.

Un segundo nivel estaría integrado por los delegados que podríamos denominar, con Paco Frutos, palanganeros del separatismo: CC.OO., UGT, CGT, Aspepc y USOC. Apoyan, por activa o por pasiva, el núcleo duro del separatismo educativo: inmersión y adoctrinamiento nacionalista. Jamás defienden a los profesores que tienen problemas con la administración por estos motivos. Muy al contrario: se ponen de parte de la Generalitat, de la patronal en definitiva, una postura curiosa en unos sindicatos autodenominados de clase. Suman un 41,48 por ciento de los delegados.

Por último, estarían los sindicatos defensores de la legalidad constitucional y la independencia sindical: ANPE (tibiamente, con contradicciones y sin mojarse) y CSIF. Este último ha sido el único sindicato representativo en promover un protocolo para defender a los funcionarios de posibles órdenes ilegales a cuenta del Proceso Separatista, denunciar que la Generalitat prima el requisito lingüístico sobre la capacitación profesional y dar la alarma por la existencia de guetos donde impera el terror nacionalista. Cada sindicato ha obtenido dos delegados, un misérrimo 1,11 por ciento. Esto contrasta llamativamente con su amplia representatividad en el resto de España: ANPE ha ganado las elecciones de 2018 (367 delegados de un total de 1700) y CSIF obtuvo la tercera plaza (302 delegados). ¿Cómo se explica, entonces, su carácter residual en Cataluña?

Desde que el Estado cedió las competencias de educación, el separatismo la convirtió en su principal caballo de batalla contra el Estado y la Nación española, como consta en el famoso Programa 2000 pujolista. La política de personal seguida desde entonces pasa por reclutar elementos adictos y expulsar a los desafectos. Así, 14.000 docentes tuvieron que tomar las de Villadiego en los años 80. El resultado: hoy un 61% de los profesores catalanes tienen ideología separatista, 23 puntos por encima de la media general, según el estudio elaborado por Convivencia Cívica Catalana.

FRANCISCO OYA ES PRESIDENTE DE PROFESORES POR EL BILINGÜISMO

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