Joan Carles Valero - Letras expectativas

Progreso compartido

«Cuando un proyecto político pone por delante sus objetivos a los intereses de la mayoría, ese proyecto se hace imposible»

La economía humanista propugna que la prosperidad sea más compartida. Desear solo prosperidad y crecimiento es poca cosa cuando el planeta crece a tasas del 3,1%, según las previsiones del Banco Mundial para 2018. Los esfuerzos deben ir encaminados a crecer bien y a garantizar que la prosperidad sea prolongada. Para lograrlo, los periodos de recuperación como el que atravesamos deben ser aprovechados para efectuar las reformas que propicien una mejor redistribución.

Jaime Gil Aluja, presidente de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras (RACEF), sostiene que la crisis es un instante, no un periodo, y compara el sistema económico al cuerpo humano porque siempre se resiste a morir. Cuando está agónico y aparece la mínima oportunidad, la economía la aprovecha y es cuando se pasa de la depresión a la recuperación. Si se adoptan las decisiones acertadas, la recuperación es rápida, pero si son inoportunas, se frena, se detiene o se aborta, iniciando un descenso, es decir, provocando una nueva crisis y su consecuente recesión.

Gil Aluja, candidato al Premio Nobel de Economía como padre de la teoría de la incertidumbre, ha participado en el programa Converses de COPE Cataluña y Andorra, donde ha considerado que el «procés» ha impedido realizar política económica alguna, a la vez que ha dado lugar al desvío de medios financieros y esfuerzos personales a otros fines, con lo que se está ahogando el sistema con daños irreparables, dado que las oportunidades son aprovechadas por otros, con perjuicios solo subsanables a largo plazo en el mejor de los casos (huida de empresas) y otros a medio y corto plazo, como el descenso del turismo y el traslado de congresos y ferias a otros países.

Cuando un proyecto político pone por delante sus objetivos a los intereses de la mayoría, ese proyecto se hace imposible. Para Aluja, maestro de la lógica difusa y de la matización como reflejo del pensamiento humano, el «procés» es un caso de manual de cómo los intereses de una élite extractiva, apoyada en una ley electoral que no permite el gobierno de la opción más votada, sino la más extendida en el territorio, se imponen a los de la mayoría. Recuperemos la posibilidad de una renovada prosperidad equitativamente compartida, porque los trenes del progreso solo pasan una vez en cada ciclo económico.

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