Jaume Collboni - Tribuna Abierta

El progresismo responsable

Las crisis del 2007 define un antes y un después en esta batalla ideológica en la que la derecha conservadora se ha quitado la mascara y ha enseñado sus armas

Actualmente la política es un terreno abonado a las incertidumbres. Las modernas tecnologías de la comunicación y la fragilidad de las ideas ponen en duda la vigencia de las viejas ideologías que tejieron los mimbres de un complejo siglo XX en el que se produjeron las más aberrantes acciones y a la vez las proezas más intensas de la humanidad. De separar una y otra cosa va un mundo; el que distingue las derechas radicales que añoran el pasado, los populismos que solo administran pasiones, las izquierdas radicales que tocan fondo para redimirse o el progresismo cuerdo que rescata de la historia reciente lo que nos hace mejores con el propósito de seguir avanzando.

La socialdemocracia es el patrimonio acumulado que define la historia europea de la segunda mitad del siglo XX. Una sucesión de consensos que permitió consolidar el Estado Social de Derecho asegurando a los ciudadanos una prestación de servicios públicos inimaginable pocos decenios antes y una constante progresión de los derechos civiles. No fue una conquista fácil ni una realidad asumida por todos. Una parte importante del pensamiento político lo aceptó como un mecanismo coyuntural necesario para combatir el comunismo soviético, otra nunca lo asumió en nombre del liberalismo capitalista.

Lamentablemente a finales del siglo XX el pensamiento reaccionario le plantó cara a este momento brillante de la historia europea poniendo en jaque sus conquistas sociales. Las crisis del 2007 define un antes y un después en esta batalla ideológica en la que la derecha conservadora se ha quitado la mascara y ha enseñado sus armas. La estrategia estaba bien definida y el momento era oportuno; una vez más han cogida a la izquierda progresista dividida y sin apenas discurso propositivo.

Tony Judt empieza su libro «Algo va mal» con una frase demoledora: «Hay algo profundamente erróneo en la forma como vivimos hoy»; quizá sea la desmemoria, pero venimos de un pasado reciente prodigioso que seria indigno de nuestra historia malbaratar.

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