Pesebre

Como suele ocurrir cada año por estas fechas, el pesebre que el Ayuntamiento de Barcelona instala en la plaza de Sant Jaume es motivo de controversia. En esta ocasión, la polémica se ha desarrollado en torno a las figuras de metacrilato que, situadas en la parte alta de unos mástiles de desigual altura, representan determinados personajes del belén tradicional. Curiosamente, en lugar de valorar la interesante propuesta de su autor –el arquitecto Jordi Darder–, la batalla anual del pesebre se ha detenido –como siempre– en la belleza o fealdad de la propuesta así como en el carácter tradicional o no de un montaje que da vida a otra manera de entender el belén.

En cualquier caso, más allá de la polémica, en el pesebre de este año destacan las palabras que, con buena caligrafía, se han escrito en cada uno de los 25 mástiles. Unas palabras –también unas figuras– que, según puede leerse en el plafón explicativo que hay en uno de los ángulos del montaje, «nos habla de quiénes somos como pueblo». Sí. Ya salió –sigue la vara de la identidad nacional– el pueblo que somos. ¿Qué palabras definirían a los catalanes? Ni más ni menos, 25. A saber: sencillez, dignidad, esperanza, humor, creatividad, sabiduría, determinación, coraje, rauxa (arrebato), prudencia, firmeza, tolerancia, curiosidad, fidelidad, memoria, renovación, inocencia, constancia, justicia, generosidad, imaginación, humildad, perseverancia, astucia y elegancia. ¿Una valoración de la axiología o caracterología del pueblo catalán según el pesebre 2017? Tres cosas, al respecto. En primer lugar, es muy complicado hablar, tout court, del carácter de un pueblo. En segundo lugar, a buen seguro que algunas de las palabras –en diferente grado o altura– definen a muchos catalanes; pero, a otros, los define el antónimo. Y, en tercer lugar, merece la pena destacar un detalle: el autor se olvida de la palabra «seny». ¿Quizá el autor es consciente de la ausencia de seny? Sinónimos: tino, juicio, entendimiento, cordura, criterio, sensatez.