Miquel Porta Perales - El oasis catalán

De peor a peor

La mágica Ada Colau, con su varita secreta, quiere que yo permanezca en su ciudad de las maravillas

Manías. La mía consiste en ojear el correo que los partidos mandan al buzón. De hecho, solo quiero el sobre y papeleta que depositaré en la urna. Pero, como estoy en ello, suelo detenerme en la propaganda. La manía concluye al día siguiente de los comicios cuando lanzó los dípticos a la papelera. Eso hice este lunes. Tuve problemas. Resulta que los dípticos de ERC y JpCat se adhirieron al sobre encolado de la CUP y este último a mi mano. Me costó mucho desprenderme de la pegajosa publicidad independentista. Cuando me quité de la mano el díptico de ERC con la fotografía del beato Oriol Junqueras –“En Europa, derechos y libertades”, dice el santón-, me pringué un par de dedos y, al intentar limpiarlos con otro díptico, se me enganchó, en un tercer dedo, la fotografía sonriente de la gran Laura Borràs y el crecido Jordi Sànchez que recitan, como si de una jaculatoria se tratara, “Tú eres nuestra voz” y “Tú eres nuestra fuerza”. Lo malo fue que este díptico iba pegado a otro con los tres en fuga: Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. No entendí el mensaje: “Som lliures per Europa”. ¿Cómo traducir “per”? ¿Quizá “por” o quizá “para”? Al no tener a mano a ningún perito de la Sección Filológica del Institut d´Estudis Catalans (IEC), decidí recurrir a la Gramàtica Essencial de la Llengua Catalana del IEC. Finalmente, desistí. ¿Para qué perder el tiempo? Deprimido me tienen.

Ya desde la papelera, me interpela Oriol Junqueras. Me habla de libertad, autodeterminación, valores republicanos y estrategia represiva del Estado. Y el dinámico Ernest Maragall, americana al hombro y sonrisa inesperada, está a punto para construir la Barcelona republicana. Y la mágica Ada Colau, con su varita secreta, quiere que yo permanezca en su ciudad de las maravillas. Sigue la alucinación. Si ERC consigue gobernar el Ayuntamiento de Barcelona –con los Comunes o sin ellos-, la ciudad pasará de lo peor conocido a lo peor por conocer. La vida sigue igual, dijo aquel. Aunque todo sea una ficción.

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