Juan Milián - TRIBUNA ABIERTA

Una oportunidad constitucionalista

Dar más instrumentos al nacionalismo no garantizaría la convivencia, sino el éxito del próximo golpe

Manifestación constitucionalista en plaza Sant Jaume ORIOL CAMPUZANO

Bienintencionadas u oportunistas, algunas voces piden al PSOE que siga la negociación con el separatismo, porque supuestamente solo el camino abierto con Torra en Pedralbes conduciría a la recuperación de la convivencia en Cataluña. De hecho, algunos ya han redactado las conclusiones que deberían emanar de ese “diálogo”, entre las cuales estarían el blindaje de competencias a favor de la Generalitat y la entrega de la llave de la caja. Sería un error fatal.

El nacionalismo rompió unilateralmente el pacto constitucional, demuestra una deslealtad absoluta hacia la democracia y sigue pisoteando las libertades de los catalanes constitucionalistas. Darles más instrumentos no garantizaría la convivencia, sino el éxito del próximo golpe. Torra lo deja bien claro en cada una de sus intervenciones: la oferta nacionalista es parálisis política y retórica del odio en el mejor de los casos. Y confrontación o “vía eslovena”, en el peor de ellos. Lenta decadencia o violencia, esas son las dos únicas opciones del nacionalismo para los catalanes.

Si el constitucionalismo quiere ser pragmático, debe aprender de la experiencia. Enfocar la política sobre Cataluña basándose solo en el palo o la zanahoria al nacionalismo dependiendo de si este garantiza o no la estabilidad del gobierno de España no funciona. Quizá racionalmente debería funcionar, pero la realidad es que nos ha llevado hasta una situación insostenible.

El nacionalismo solo virará y abandonará el rumbo de colisión cuando pierda el poder. El debate, pues, debería girar en torno a cómo proteger y fortalecer el constitucionalismo en Cataluña para que la mayoría social se transforme en una mayoría parlamentaria. Esta debería ser la principal misión de todos los partidos constitucionalistas que, hasta ahora, solo han demostrado unidad en un par de angustiosos momentos. Si a los que ganaron las últimas elecciones catalanas no les interesa la unidad electoral del constitucionalismo, al menos deberían trabajar a favor de la coordinación de estrategias para que la suma sea suficiente para impulsar un programa de este tipo. Un reformismo audaz e inteligente a favor de la libertad y de la convivencia real serviría, además, como acicate para relegitimar una democracia española que está en horas bajas, entre la polarización política y la ingobernabilidad.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación