Tiempos de reformas

Acabamos de pasar una semana de alto voltaje político con jarrón de agua fría incluido al quedarnos sin Gobierno unos meses más. Este artículo de final de temporada es un buen momento para recordar la importancia de los acuerdos a partir de los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) del segundo trimestre de este año y de la Encuesta de Condiciones de vida.

No nos equivocamos al decir que la economía tira, que se recupera empleo y renta familiar respecto al último año, baja el paro de larga duración y disminuyen las personas que se encuentran en una situación de baja intensidad de trabajo. Buenas noticias. Pese a esto, Cataluña ha incrementado el riesgo de pobreza, la exclusión social y sigue creciendo la pobreza infantil. ¿Cómo es posible que siga ensanchándose la brecha entre macroeconomía, equidad y bienestar?

Salarios por debajo del mínimo que recomienda el Consejo de Europa, el deterioro de la productividad, los sesgos de género-edad-origen, una temporalidad que no se explica por la naturaleza de la actividad en la que se producen esos contratos y cada vez más trabajos a tiempo parcial con salarios que no sacan al trabajador de la pobreza. Necesitamos seguir aumentando el salario mínimo, dar poder a la negociación colectiva otorgándoselo a los representantes sociales y económicos y conseguir, de una vez por todas, seguridad para los trabajadores y facilidad para la contratación y mantener el empleo.

Tenemos problemas del empleo y desempleo graves y estructurales que no los soluciona el crecimiento económico. Urgen importantes reformas en las relaciones laborales, en la formación, en las políticas activas de empleo que actúen de palanca para conseguir empleos dignos, aumentos de productividad en una transición ecológica justa capaz de hacer posible una adaptación a la digitalización de nuestra sociedad. Pero los lastres de décadas y las contrarreformas del mercado laboral, producto de las mayorías absolutas neoliberales, siguen ahí hasta que no seamos capaces de generar mayorías que ofrezcan respuestas a un mercado laboral que poco tiene que ver con el anterior a la crisis.

España necesita un Gobierno, especialmente los sectores socialmente más vulnerables. Pero más allá de quien se siente en el Consejo de Ministros, necesitamos unas fuerzas políticas lo suficientemente responsables para acometer importantes reformas económicas, sociales e institucionales. Y las actitudes políticas excluyentes y destructivas son disolvente para el bienestar social y la prosperidad de todos.