La diada catalana

El próximo 11 de septiembre se volverá a celebrar en Cataluña la diada catalana, un día de todos y para todos los catalanes. Lamentablemente, en los últimos años se ha convertido en una jornada con carácter independentista, con actos que exaltan exclusivamente el sentimiento rupturista. Una opción legítima, sin lugar a duda, pero sin apoyo suficiente para apropiarse de un evento que es de todos. No obstante, parece que esos movimientos de exhibición de músculo empiezan a flaquear, y si en anteriores ocasiones movilizaron autocares para llenar sus actos en Barcelona, esta vez se dividen en concentraciones menores para evitar fracasos de aforo. No pasen lista. A la cabecera seguramente se pondrá sonriente Artur Mas, y con él, múltiples dirigentes que deberían representar a todos.

Que acuda quien quiera y reivindique lo que considere, pero no podrán hacer proclamas en nombre del conjunto de la población.

Por fortuna otro de los hermosos días que celebramos los catalanes, Sant Jordi, se ha convertido en un exitoso, masivo y reconocido ejemplo mundial de acto integrador de la ciudadanía. Entonces se combina la hermosa dualidad de aunar la cultura literaria con la belleza de las flores. La gente toma las calles para regalar libros y rosas, mucho mejor que hacerlo para dividir y enfrentar. Debemos vivir con normalidad que tantos catalanes no participen en un evento que no se dirige a todos, y que acudan a otros actos populares, de turismo o a donde mejor les plazca. Es una pena que la diada ya no sea un día de unión para todos los que vivimos en esta hermosa tierra, pero así lo han decidido los separatistas con sus intenciones excluyentes. Quizá los catalanes que somos integradores no debimos permitir que se lo apropiaran. Espero que no se quieran agenciar también del día del libro, un día todavía fraternal, cultural y hermoso.

Jorge Soler es diputado de Ciudadanos en el Parlamento de Cataluña