Carina Mejías - Tribuna Abierta

Consenso contra Colau

La inacción de Colau ha acabado por señalarla como responsable directa de la ausencia de seguridad y convivencia en Barcelona

Barcelona era considerada, hasta no hace mucho, una de las ciudades más seguras del mundo. Pero en los últimos tiempos el deterioro de la convivencia en las calles y la inseguridad para vecinos y visitantes es motivo de reivindicación constante.

La seguridad es una de las necesidades básicas del ser humano y para convivir es necesario hacerlo sin riesgos y con confianza. Nada de ello es posible en la Barcelona de Colau. Tras tres años de gobierno, el temor y la desconfianza están en boca de todos.

Solo en la primera mitad del año, los delitos han incrementado 20% según cifras del Ministerio del Interior. Algo que, por primera vez en la historia, ha provocado que los propios vecinos se vean obligados a reclamar más seguridad mientras acusan a la alcaldesa de estar ausente ante una situación que se agrava cada día.

La protesta vecinal del pasado 15 de septiembre reunió a centenares de vecinos de barrios del litoral como Ciutat Vella, El Raval o La Barceloneta que exigen más seguridad y respeto a las normas de convivencia. Una situación que se ha extendido a otros barrios que se unieron a la misma reivindicación como Poble Sec, Vila Olímpica, el Fórum o Nou Barris. Vecinos que conviven a diario con el turismo de borrachera, los narcopisos, el top manta, la prostitución y el tráfico de drogas en la calle a plena luz del día.

Situaciones que nos recuerdan las peores épocas de la Barcelona de los años 80 y manifiestan su desespero ante la ausencia de acción de una alcaldesa, más preocupada por asegurar su sillón que por ofrecer seguridad a los vecinos.

No se puede desautorizar a quienes velan por nuestra seguridad ni justificar ni permitir cualquier actividad ilegal cuando tras ellas, además, existen mafias que se enriquecen explotando a personas vulnerables. La inacción de Colau ha acabado por señalarla como responsable directa de la ausencia de seguridad y convivencia en Barcelona.

«Barcelona no funciona» no es únicamente el lema de una protesta vecinal, es también el sentimiento de la mayoría de barceloneses: la seguridad es un valor que cuesta mucho esfuerzo conseguir y muy poco perder.

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