Ramon Espadaler - Tribuna abierta

Confianza en la democracia

«A todos nos requiere una orientación hacia el bien común como responsables del éxito o el fracaso de la democracia»

En la intersección entre la Semana Santa y la campaña electoral, me ha parecido oportuno referirme a un documento reciente (11 de abril) elaborado por la Conferencia Episcopal y por la Iglesia evangélica alemanas en el que ambas instituciones reflexionan conjuntamente sobre los retos de la democracia desde una visión cristiana. El texto «Fortalecer la confianza en la democracia» es, de hecho, la continuación de un documento anterior con el título no menos sugestivo de «La democracia necesita virtudes» (2006).

El documento parte de la constatación de que, pese a las evidentes imperfecciones que presenta, el Estado de Derecho, democrático y social constituye el mejor orden posible. Por otra parte, intenta dar respuesta a la grave preocupación por el auge de los populismos y de las formaciones antidemocráticas. La separación entre la esfera política y la religiosa no impide a los autores dar pautas y aportar criterio desde la lógica del «ver, juzgar y actuar» propia de la Doctrina Social de la Iglesia, en un momento de confusión en el que, como afirman Ziblatt y Lavitski, el retroceso democrático comienza en las urnas.

El documento centra su atención sobre cuatro ámbitos que considera como desafíos centrales: la globalización, las crecientes desigualdades económicas, las migraciones y la digitalización. Proyecta sobre ellos la necesidad de fortalecer lo que denomina la «moral democrática», algo que nos concierne a todos.

A todos nos requiere una orientación hacia el bien común como responsables del éxito o el fracaso de la democracia, inconcebible si no parte del respeto por la igual dignidad de todo ser humano. Por todo ello, el documento nos exhorta a dar muestras fehacientes que permitan a la ciudadanía confiar en las instituciones. Sin confianza, no podremos construir una verdadera convivencia ni podremos orientar la política y la acción de los gobiernos hacia la consecución del bien común. Es una reflexión que trasciende las fronteras de lo religioso y permite un diálogo abierto con otras miradas que comparten la necesidad de fortalecer la confianza en la democracia. Buena Semana Santa, buena Pascua y, por qué no, buena reflexión preelectoral.

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