Ángel González Abad - Los martes, toros

El toreo a dos manos de Ciudadanos

Aquel ímpetu para defender la libertad cercenada de poder asistir a una corrida de toros en Cataluña, se fue diluyendo, hasta llegar a la tibieza de esa abstención

En terreno de tauromaquia, Ciudadanos, lejos de tener las cosas claras, siempre duda, quiere contentar a todos, y al final eso de poner una vela a Dios y otra al diablo, solo hace que evidenciar una posición cada vez más meliflua, ante la que el aficionado no sabe ya a qué carta juega. Sucedió en el escabroso pleno del Parlament de la semana pasada, en donde, por si fuera poco con la que estaba cayendo, se votó una resolución para instar al Govern a prohibir los correbous. Salió adelante con 50 votos a favor, 17 en contra y 61 abstenciones. Libertad de voto, y, como era lógico, ERC, JxCat y PSC se dividieron según los intereses electorales de cada uno en las zonas con fuerte implantación de las fiestas de toros. Las abstenciones, ya son otra cosa, el grupo de Ciudadanos en bloque se abstuvo. Los herederos del Albert Rivera que tras la prohibición de las corridas de toros en julio de 2010, abanderó su defensa en aras a la libertad. Aquel líder de Ciudadanos al que los aficionados izaron a hombros y sacaron por la puerta grande de la Monumental por su valentía.

Pero aquel ímpetu para defender la libertad cercenada de poder asistir a una corrida de toros en Cataluña, se fue diluyendo, hasta llegar a la tibieza de esa abstención, que propició que saliera adelante la resolución de los más radicales que abre el camino para la abolición de una incuestionable tradición taurómaca y catalana. En Cataluña se celebran más de cuatrocientos festejos taurinos populares al año en una zona muy delimitada. ¿Tienen derecho estos catalanes a la libertad de mantener viva una apasionada tradición? Esta claro que hubo intereses políticos en el voto ya referido de Esquerra, los sucesores convergentes y los socialistas, y no menos en esa abstención de Ciudadanos, que con votar en contra de la resolución lo hubieran hecho a favor de la libertad de unos miles de catalanes, la misma que hace unos años defendieron. Torear a dos manos es para un torero hacer las cosas de forma clásica y artística; para un político, no tanto...

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