La Academia de Cultura Europea nace con la voluntad de propiciar un ideario «libre de doctrinas e ideologías»
La institución, impulsada por el empresario Jorge Castellà de Cot, defiente los principios y valores de la civilización occidental
El empresario e impulsor de la Fundación de Fomento Europeo AEFE Jorge Castellà de Cot, arropado por personalidades como el periodista Luis del Olmo, el académico Lorenzo Gascón, el expresidente del Parlamento Europeo José Mª Gil-Robles, el presidente del Reial Cercle Artístic J. Félix Bentz i Oliver y el abogado José María Ferré, entro otros, ha puesto en marcha la Academia de Cultura Europea, una institución que nace con la voluntad de «fomentar la cultura en el ámbito europeo propiciando un ideario libre de doctrinas e ideologías cerradas y dogmáticas»
La Academia de Cultura Europea y su Fundación nacen como iniciativa cívica destinada a la difusión, proyección y estudio del ámbito cultural europeo, entendido este como un espacio común de reflexión ética en relación al patrimonio, material e inmaterial, que deriva de muchos siglos de intercambio entre unas sociedades que, finalmente, se reconocen a sí mismas a través de los Valores de los Derechos Humanos y Universales, las Libertades Cívicas y las raíces Democráticas, tal y como destaca la propia institución en un comunicado.
En este sentido, entre los objetivos de la academia destacan la protección del patrimonio cultural y espiritual de Europa desde sus orígenes y evolución; potenciar todo cuanto constituye la base y el fundamento de la civilización occidental en sus diversos aspectos y en su extensión mundial; y conciliar las diferencias culturales y de toda índole que existen entre los países y pueblos de Europa a fin de unificar las disposiciones legales para conseguir una Europa igualitaria en paz y progreso.
Para ello, promoverá programas de intercambio de estudiantes y contribuirá, con distintos tipos de becas y ayudas, al desarrollo de estudios e investigaciones en todos los ámbitos relacionados con la Cultura. Asimismo, la institución dedicará una especial atención al ámbito de la tecnología, estableciendo códigos éticos que aseguren la libertad, la intimidad y la igualdad de trato, dentro de la indispensable libertad de expresión.
Con implantación en Barcelona y Madrid, próximamente la Academia de Cultura Europea hará lo propio en París, Luxemburgo y Bruselas para, más adelante, establecerse en otras capitales.
