EL OASIS CATALÁN

Abajo el muro

El bloque secesionista pretende convertir las elecciones en un plebiscito sobre la independencia y el constitucionalista sobre el Estado de Derecho

Gabriiel Rufián EFE
Miquel Porta Perales

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Visto. WhatsApps. «Necesitamos una misión de observación electoral», «El civismo es nuestro y la fuerza y represión de ellos», «Mira este jardín con flores amarillas», «Lee este artículo de Ramón Cotarelo y estos tuits de Gabriel Rufián y Bea Talegón», «El españolismo cierra mi página web, que corra la nueva», «Colabora con la caja de solidaridad de los presos políticos», «Hola República», «Mira este video de Lluís Llach», «Descarga esta fotografía del Anís del Mono con gorra y bufanda amarillas», «Todos a las plazas», «España como el Titanic, pero con los pasajeros aplaudiendo» . Antes de cerrar, otro WhatsApp con palomas de la paz y lazos amarillos. Cultura del acoso y doctrina que envuelve cualquier razonamiento.

Leído. En «La pasión secesionista», Adolf Tobeña , catedrático de Psiquiatría, escribe que, para entender el secesionismo, hay que «bucear en diversos vectores de la psicobiología del gregarismo, el etnocentrismo y la xenofobia, como resortes primordiales de los nacionalismos de base “identitaria”, aunque se presenten ataviados con una impecable y engañosa modernidad». Prosigue: «Hay que contar, ineluctablemente, con el hecho de que una considerable proporción de individuos mostrará intensos sesgos chovinistas … y se avendrá, además, con docilidad y hasta con entusiasmo desbordante a dejarse llevar por las consignas que promuevan enjambres gregarios en “modo patriótico”» .

Observado. Dos bloques. El secesionista pretende convertir las elecciones en un plebiscito sobre la independencia y el constitucionalista sobre el Estado de derecho. La política de bloques suele conducir al levantamiento de muros. En 2005, Félix de Azúa, en la revista «Lateral», afirmaba que «estamos llegando a un asunto gravísimo del que nunca se habla, que es el odio. O paramos eso inmediatamente o eso nos va a devorar». Doce años después, llegó la hora de derribar el muro. Como en Berlín, solo la democracia puede hacerlo.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación