Educación
Zamora, referente de la educación de calle
La capital zamorana acogió el primer congreso que pone en valor las buenas prácticas de profesionales en distintos lugares de España
La educación de calle se ha configurado en los últimos años como una forma efectiva y no institucionalizada de transmitir valores y ayudar a adolescentes y jóvenes que atraviesan por determinados problemas, viven un momento delicado, como es la adolescencia, o están en riesgo de exclusión. Aunque este tipo de programas existen desde finales de los años sesenta, han cobrado fuerza en las últimas décadas y un ejemplo de ello es Zamora, donde el Ayuntamiento desarrolla iniciativas de este tipo desde principios de siglo en colaboración con los Menesianos y Cruz Roja. La coordinación entre todas las entidades que intervienen en la educación de calle y con otros recursos educativos y sociales es la que ha hecho que Zamora se haya convertido en un referente en España en la coordinación de este tipo de programas y ello animó a celebrar en esta ciudad el primer Congreso Nacional de Educación de Calle.
Este primer congreso nacional, desarrollado del 23 al 25 de octubre en el campus universitario Viriato de Zamora, congregó a unos 350 congresistas entre profesionales llegados de distintos puntos del país y estudiantes de Educación Social. El simposio analizó el pasado, presente y futuro de la educación de calle con ponentes tan mediáticos como la monja y escritora sor Lucía Caram o el educador de Granada Rubén Jiménez.
Contra el «círculo de la pobreza»
Así, Lucía Caram expuso el proyecto social «Invulnerables», con el que busca «romper con el círculo de la pobreza hereditaria» que hace que los niños nacidos en familias pobres tengan más posibilidades de ser pobres de adultos. Para ello, en trece localidades catalanas el equipo de sor Lucía Caram aborda con los pequeños y sus familias cuestiones como la salud, la educación o el tiempo libre, con el deporte como herramienta de transformación social. Este programa, uno de los puestos como ejemplo en el congreso, ha llegado ya a un millar de personas vulnerables.
Por su parte, el educador Rubén Jiménez explicó el proyecto desarrollado en Granada, centrado en trabajar por una parte con los alumnos expulsados de clase por primera vez para evitar que sean reincidentes, y por otra con alumnas adolescentes embarazadas. También subrayó el trabajo que hacen los educadores de calle no sólo al intervenir con personas sino también a la hora de ayudar a transformar el barrio en el que residen.
Sobre ese último aspecto, otro de los ponentes, Cristóbal Ruiz, explicó la intervención en el barrio malagueño de Los Asperones, una zona aislada junto al cementerio y un vertedero donde se construyeron infraviviendas provisionales que ya llevan treinta años.
Barrios gueto
Este tipo de barrios, que recuerdan a otros como Las tres mil viviendas de Sevilla o la Cañada Real de Madrid, deben ser transformados porque se han convertido en guetos de los que resulta muy difícil salir.
En el caso malagueño, la intervención de los educadores de calle ha permitido que medio centenar de personas se sacaran el graduado en ESO, cuando antes apenas había alumnos que superaran esa etapa escolar.
En la ciudad anfitriona del congreso, los programas de educación de calle han sido la vía para crear un grupo de teatro y otras iniciativas que han contribuido a la mejora estética de la ciudad de Zamora, como la decoración con dibujos y grafitis de escaleras, alcantarillas o muros o el serigrafiado de poemas en pasos de cebra.
Desde el área de Bienestar Social del Ayuntamiento de Zamora, el psicólogo Óscar Alonso explicó que los educadores de calle aprovechan los espacios abiertos en los que se desarrolla la socialización entre iguales para trabajar con ellos desde un enfoque de entretenimiento preventivo y fomentar un desarrollo integral del adolescente en esta ciudad de Castilla y León.
