Incendios forestales

La superficie quemada en 2017 duplica la media de la última década

Se trata del peor verano en Castilla y León desde 2012, cuando las llamas arrasaron Castrocontrigo

Imagen de archivo de los restos del incendio de Encinedo (León) ICAL

M. Gajate

El verano se anunciaba complicado de cara a la campaña de incendios. La escasez de lluvias de este año ha sido especialmente aguda y la sequía ha hecho que árboles, hierba y arbustos ejerzan de combustible en caso de fuego. Al cierre de la temporada de riesgo alto, que concluyó ayer, el balance es de al menos 36.400 hectáreas arrasadas ya por la llamas en la Comunidad , una cifra que equivale a la suma de la superficie que ocupan las ciudades de Valladolid y Segovia juntas y supone más del doble de la media de la última década , siendo el peor dato desde el verano de 2012, cuando Castilla y León enmudeció ante la catástrofe natural de Castrocontrigo. Entonces fueron 43.800 la hectáreas arrasadas en nueve meses.

El pasado año 2016 también se auguraba el riesgo ante un escenario opuesto al actual -las lluvias de primavera dejaron una abundante vegetación apetecible para las llamas-, pero no fue, finalmente, uno de los peores años de incendios en Castilla y León -tampoco de los mejores-. Sí se han cumpliendo los temores en este 2017, cuando sólo en un incendio ya se ha superado la superficie arrasada en todo el ejercicio anterior. La climatología -altas temperaturas y vientos caprichosos- y la sequedad de la vegetación están llevando a la rápida propagación de las llamas. A esta complicación se ha sumado que en este verano también se ha elevado el número de incendios por encima de la media. Así, se han registrado cerca de 2.300 fuegos, frente a los 1.600 que de media se contabilizaron en la campañas de los diez años anteriores, de acuerdo con la información facilitada por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente a través de los partes emitidos a diario.

Un alto porcentaje de los fuegos, como ocurre cada año, han sido provocados, buscando en ocasiones el mayor daño posible. Se han registrado incendios con hasta siete focos y en los que la mecha se prendía a última hora de la tarde, cuando la extinción se dificulta por la retirada de los medios aéreos al caer la noche, propagándose con facilidad sobre un terreno seco.

Buena parte de la superficie quemada este verano se corresponde con un único incendio, el de Encinedo , en la comarca leonesa de La Cabrera, fueron devoradas por las llamas 9.964 hectáreas. De origen intencionado, es el más grande registrado en Castilla y León desde 2012. Entonces en Castrocontrigo (León) las llamas, también en un año de sequía, arrasaron con cerca de 12.000 hectáreas tras 18 días activas. Hay que echar la vista atrás hasta 2003 para encontrar otro fuego de esta envergadura en la Comunidad. Tuvo lugar entre Ávila y Salamanca y también quemó 8.000 hectáreas.

En el caso de Encinedo, a diferencia de lo ocurrido en Castrocontrigo, la inmensa mayoría de la zona afectada no es arbolada. Ésta supone un tercio del total, mientras que en el fuego leonés de 2012, la mayoría de las llamas devoraron un paraje natural único que tardará décadas en volver a su estado anterior.

Junto al de Encinedo se han registrado otros siete incendios catalogados como «grandes» en este verano. Son aquellos que superan las 500 hectáreas. Se trata de los de Pino del Oro , en la provincia de Zamora -que durante ocho días consumió más de 3.000 hectáreas-; Fermoselle (Zamora) -2.844-; Medinilla-Puente Congosto (Salamanca) -2.049-; Bouza (Salamanca) -1.251-; Hoyocasero (Ávila) -1.095-; Vegalatrave (Zamora) -570-, y Navarredonda de Gredos (Ávila) -donde prendieron 512 hectáreas-. Sin contar con el terreno quemado por todos ellos -20.785 hectáreas-, el suelo afectado por el resto de llamas sigue superando ligeramente al cómputo total medio del último decenio.

En nivel 2 de peligrosidad de Infocal ha tenido que declararse en 16 ocasiones este verano en Castilla y León. Este grado de alerta de una escala de 0 a 3 se acuerda en casos en los que se prevé grave riesgo para la población y bienes distintos a los de naturaleza forestal, se recurre a evacuaciones y cortes de carreteras o hay amenaza sobre instalaciones singulares, como industrias químicas o polvorines.

Concluida la campaña, las condiciones meteorológicas actuales se caracterizan por una sequía acumulada y se mantienen las temperaturas altas para la época, no obstante la menor duración de las horas de luz, y la bajada de temperatura por las noches, unida a la subida de la humedad relativa, hacen que el peligro sea significativamente menor que en verano. Aún así la Junta mantiene la próxima semana el riesgo medio .

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