Santos Llamas: «Ni soy un chorizo ni fui yo quién mató a Manolete»

Afirma que si pudiera volvería «mañana» a dirigir Caja España con la «misma honradez»

El expresidente de Caja España, Santos Llamas HERAS

J.M.A

Asegura sentirse «muy tranquilo» con sus «actos» y afirma incluso que «mañana mismo» regresaría a Caja España con «la honradez y el trabajo» que la presidió entre el año 2006 y 2010, pero es consciente de que su «imagen» ha quedado «aireada» por los multimillonarios préstamos que mantuvo con la entidad y que consiguió «refinanciar» una y otra vez «con la unanimidad del Consejo, el aval de los informes técnicos y sin ningún pero ni de la Junta ni del Banco de España». Ante la comisión de investigación sobre las Cajas de Ahorros de las Cortes que ya encara sus últimos interrogatorios, Santos Llamas quiso hacer un alegato en favor de su labor al frente de la entidad y admitió su «pena» por que el ciudadano de a pie «piensa ciertas cosas de mí que no son». Así, en su última intervención afirmó que «no» es «un chorizo», aunque «haya gente que crea que yo abría la caja y me llenaba los bolsos».

El empresario leonés ironizó al respecto al señalar que «parece que maté a Manolete» cuando «la realidad es que si hubiera metido la mano en algún lado hoy no estaría compareciendo aquí con la cabeza muy alta».

Cuestionado una y otra vez por los diferentes grupos políticos, aseguró que ha devuelto «casi todo» a la entidad que dirigió sin especificar cuánto debe y cuándo lo hará efectivo. En lo que sí incidió es que «nunca tuve condiciones especiales ni privilegios» y que otros deudores «tenían más riesgo que yo», al tiempo que aseguró que cuando entró en mora «dimití y no me atrincheré en la Caja». Tras concretar -esta vez sí- que la entidad se quedó «con cinco millones»» que puso como aval en una operación, señaló ante las preguntas de José Sarrión (IU) que «nadie me regaló nada» .

Dos bandos políticos

Durante su comparecencia sí admitió la politización existente en el Consejo de Administración con dos grupos bien diferenciados entre «los afines del PP y los del PSOE», lo que le causó «bastantes quebraderos de cabeza». Aunque reseñó que «no éramos rehenes de ningún partido», señaló que una de sus misiones en la Caja era «la de poner paz» entre «unos y otros». «Yo estaba justo en medio y para que aquello funcionara había que pactar entre ambos», detalló.

El expresidente incidió en varias ocasiones en su papel «representativo» , aunque con coche oficial y tarjeta para gastos que dijo haber utilizado de forma «comedida». Sin embargo, quiso dejar claro que no fue «un presidente comparsa» y expuso que «siempre» centró su «influencia» en la Obra Social, a la que dio un giro «asistencial, hacia personas con discapacidad y colectivos de riesgo y exclusión social» para concluir asegurando que «hicimos un gran trabajo».

Sobre el proyecto de fusión de las Cajas de Castilla y León, del que le informó directamente «el presidente de la Junta», reconoció que hubo «un fracaso» que terminó «con la desaparición de las Cajas». Según explicó, una vez que «las demás no quisieron saber nada por personalismos o regionalismos», quedaban Duero y España, «que fue la mejor como mal menor». Recordó, al respecto, que las negociaciones fueron «terribles» y puso como ejemplo que el hecho de que se denominara EspañaDuero y no al revés «se tuvo que decidir a cara y cruz».

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