Paro
El número de parados de larga duración se reduce a menos de la mitad en cuatro años
Pese a la mejora, más de 76.000 ciudadanos llevan al menos doce meses sin encontrar un empleo, lo que equivale a casi el 50% de los parados
El número de parados de larga duración, una de los efectos más crueles de la pertinaz crisis económica, se ha reducido a más de la mitad en los últimos cuatro años tras alcanzar su techo histórico en el primer trimestre de 2014, cuando 161.900 castellano y leoneses llevaban al menos un año sin poder encontrar un empleo. Ahora, los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) conocidos hace unos días señalan que en el arranque de 2018 esta cifra se ha reducido hasta las 76.500 personas, la cifra más baja desde mediados del año 2010.
Aunque el descenso es más que significativo (52,75 por ciento menos), la realidad es que en plena recuperación prácticamente la mitad de los desempleados de la Comunidad (el 49,3%) lleva al menos doce meses sin conseguir un puesto de trabajo. Este porcentaje sitúa a la región en mitad de la tabla autonómica -octavo lugar- ligeramente mejor que la media nacional. En todo caso, otra muestra de la mejoría en este capítulo es que a comienzos de 2014, el 61 por ciento del total de los parados -257.400 entonces y 154.800 ahora- seguían a la espera de un trabajo desde hacía al menos un año.
Los datos segregados demuestran que la reducción ha sido mucho más importante en la categoría de entre doce y 24 meses sin empleo que en la de más de dos años buscando sin éxito, fruto posiblemente de una bolsa importante de ciudadanos a los que la crisis ha sacado puede que definitivamente del mercado laboral. Así, en el primer caso se encuentran 19.600 personas, la cantidad más baja desde el cuarto trimestre de 2008 y casi 45.000 menos que en el «tope» alcanzado en los inicios de 2013 (64.100). Castilla y León es la cuarta comunidad con un porcentaje más bajo de parados que llevan entre uno y dos años sin trabajar, solo superada por Asturias, Baleares y la Comunidad Valenciana. En cambio, es la quinta peor de España en lo que se refiere a los llevan más tiempo sin encontrar empleo (36,8 por ciento del paro y 56.900 ciudadanos en esta situación). De hecho, pese a a contar con casi 50.000 desempleados de larga duración menos que en 2014, en este inicio de año hay 300 más que en el tercer trimestre del pasado ejercicio.
Los activos bajan menos
Más allá de los variados motivos que los agentes económicos y sociales y la Junta a continuación aducirán para explicar esta rebaja, la realidad es que ésta no se «justifica», por ejemplo, con la reducción real de activos (por jubilación, desistimiento, fallecimiento o emigración), que ha sido de 46.000 personas en estos cuatro años (frente a la caída de 85.4000 parados de larga duración). Además, pese al ligero descenso de ocupados en el último año -1.200 menos- el aumento desde 2014 ha sido de 46.000.
Con la premisa de que el paro «es el problemas más importante de Castilla y León» y que «no podemos darnos por satisfechos con ninguna mejoría», el consejero de Empleo, Carlos Fernández Carriedo, aplaudió un descenso, que achacó en primer lugar a que «la bajada del desempleo en la Comunidad está llegando fundamentalmente a las personas con más dificultades y problemas», al resaltar que la reducción en este colectivo es «mucho mayor» que en la «del resto» y también que la media nacional. Además, citó el «efecto colateral» de que personas que antes no cobraban ningún tipo de subsidio -porque se les había agotado- ahora «pueden tener de nuevo derecho a él». Para el consejero, «hemos hecho una parte del camino», pero aún «hay que seguir avanzando» para que la creación de empleo y el crecimiento económico «beneficia» a ese porcentaje de parados de larga duración que siguen sin encontrar un empleo.
Desde la patronal Cecale, su presidente, Santiago Aparicio, valora «muy positivamente» una reducción «que se viene produciendo en los últimos años en Castilla y León», que llega «sin duda» en consonancia a una «una situación económica que, poco a poco, remonta respecto a momentos más desfavorables y que se traduce, entre otros aspectos, en el empleo». «Sin perjuicio de que puede deberse a muy diversos motivos», para Aparicio «el principal está relacionado no solamente con un incremento de la actividad económica y empresarial sino muy especialmente, en nuestra región, con el impulso que ha significado para muy diversos colectivos los acuerdos adoptados en el seno del Diálogo Social».
«Precarizados»
Más dudas generan estos datos entre el secretario de Política Sindical de UGT, Raúl Santa Eufemia, quien reconoce que un descenso de este tipo, «siempre es positivo», pero lo achaca a factores muy diferentes al de los citados por el presidente de la patronal. Así, señala, por ejemplo, que la «gente se está yendo de la Comunidad» o que «se cansan de buscar empleo y pasan a la categoría de inactivos». Además, en el caso de los que consiguen un empleo tras años sin lograrlo, «lo hacen con contratos totalmente precarizados» o «concatenan» puestos que «duran muy poco tiempo». Señala, asimismo, que hay 40.000 ciudadanos de Castilla y León que «cobran subsidios» y se les va «reciclando» con «cursos de formación» y «contratos por horas», y esta situación mejora la estadística pero «no soluciona el problema».
Menos matices pone el secretario autonómico de Empleo, Política Institucional y Diálogo Social de Comisiones Obreras en Castilla y León. Saturnino Fernández asegura a ABC que «sin duda alguna es un dato positivo», aunque advierte de que en general «tenemos que recuperar aún 100.000 empleos». Como su compañero de UGT, incide en «los bajos salarios» que reciben los que consiguen un empleo tras estar un largo periodo en el paro, además de insistir en efectos como la despoblación, la emigración «y la gente que se habrá ido a la jubilación o ha caído en el desánimo».
