Artes&Letras

Nuevas escrituras escénicas

Una nueva generación de autores dramáticos, surgida con el nuevo milenio, aborda los problemas de la sociedad globalziada. Parte de ellos han presentado sus obras en Castilla y León, otros esperan su turno

Miguel del Arco, durante un ensayo P. L.

JOSÉ GABRIEL ANTUÑANO

En la década de los ochenta del pasado siglo se inicia en Europa central un cambio de paradigma en el modo de escribir para la escena. El teatro de Pirandello, Brecht, Büchner, Bruckner y Wilder, en América del Norte, por citar solo algunos nombres, esparcen la semilla para que germinen nuevas formas teatrales, que aparecerá con los Pinter, Bernhard, Beckett, Genet, Müller, Handke, Gombrowicz, Churchill, Stoppard, Bond yKoltès, entre otros.

Una generación más en el umbral del siglo XX y nuevos escritores dramáticos conciben un teatro que sería aplaudido por Valle Inclán, que con medio siglo de antelación, escribía a Rivas Cherif: «hay que poner en furia dinámica a las tres unidades» (de lugar, tiempo y espacio). Los abanderados de las nuevas escrituras se caracterizarán por la autorreferencialidad en el enunciado de los temas; la abstracción y polisemia en el mensaje; la disolución de la fábula; el olvido de la mímesis o la destrucción del personaje, entre otras características, sin rastro de las periclitadas unidades.

Este teatro conecta más con la cultura de la imagen, del zaping, la sensación y la sinestesia, que con la estructura racional y sucesiva. La casualidad se impone sobre la causalidad. Por Europa, USA y Canadá estas nuevas escrituras escénicas se imponen, ganan público y cuentan con una larga nómina de autores dramáticos, entre los que destaco a Fosse (Noruega), nominado en un par de ocasiones para el Nobel, von Mayenburg o Lehar (Alemania), Viripaev (Rusia) y Lagarce (Francia).

España inicialmente no cogió el primer tren, pero desde el arranque del nuevo milenio empiezan a despuntar escritores dramáticos, que cultivan este tipo de teatro y que, salvo excepciones, tienen un denominador común generacional, haber nacido durante o después de la Transición.

Con esta floración de autores españoles, tiene mucho que ver la formación adquirida en las escuelas de arte dramático o en talleres de escritura; la apuesta de algunos centros nacionales públicos de creación teatral (Centro Dramático Nacional o Teatro Nacional de Catalunya) o salas privadas (Cuarta Pared, la Sala Beckett y algunas más) en la producción y promoción de algunas de estas obras; la conformación de un público en torno a salas alternativas, aunque este todavía no sea demasiado numeroso; los premios y la edición de algunas de estas obras de teatro.

Los nuevos dramaturgos españoles buscan renovados modos de enunciación, asimilables con las nuevas escrituras escénicas, pues parte de la labor de aprendizaje ha consistido en el conocimiento directo de escritores de su generación y participación en talleres de trabajo junto a ellos. Esta cuestión formal habla de cosmopolitismo, pero no solo se refleja en los procedimientos, alcanza a los contenidos.

Pablo Conejero

La mirada de estos escritores se detiene en el examen, sin compromiso, de problemas que afectan a la sociedad globalizada y multicultural: unas veces como observadores de injusticias, cuyos efectos con mayor o menor intensidad se perciben en España; otras, con una autorreferencialidad perceptible, como sujetos pasivos. En uno u otro caso, escriben de las consecuencias antropológicas o existenciales de las víctimas del sistema socio político.

Una mirada distanciada

Cabe hablar de una mirada distanciada: seleccionan situaciones y en este sesgo ya hay una toma de posición política, pero no son didácticos, ni defensores de un teatro de agitación y protesta. Se quedan deliberadamente en la ostensión de los problemas a nivel social o personal, sin que esto signifique la adopción de las derivadas del pensamiento líquido. Esta última cualidad, unida a las anteriores les permite captar una realidad más basta y universal, y aproximarse a cuestiones lacerantes de la condición humana o a personajes que pertenecen a la cultura del descarte.

En la nómina de autores, por citar algunos: Paco Bezerra, Lola Blasco, Lucia Carballal, Alberto Conejero, María Velasco, Josep María Miró, Javier Suárez de Lema, Sergio Martínez Vila, Antonio Rojano, Guillem Clua, Miguel del Arco, Alfredo Sanzol, Carolina África. Parte de ellos han presentado obras en Castilla y León, otros aguardan su turno.

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